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viernes, 16 de enero de 2009

[EME] '232' Masculinidades y aborto (CLAM)


Texto sobre masculinidades y aborto publicado en el sitio del CLAM. Mejor
seguir el link de origen ya que varios de los artículos mencionados están
con un link al texto.
Saludos, EME
www.eme.cl


Fuente:
http://www.clam.org.br/publique/cgi/cgilua.exe/sys/start.htm?infoid=5040&sid
=21&UserActiveTemplate=_ES


Masculinidades y aborto

Durante el III Coloquio Internacional sobre Varones y Masculinidades,
realizado en Medellín del 3 al 5 de diciembre, las profesoras Maria Luiza
Heilborn, Mónica Petracci y Mara Viveros presentaron tres ponencias en las
que expusieron avances de la investigación "Heterosexualidades,
contracepción y aborto". El estudio fue desarrollado por el CLAM en las
ciudades de Río de Janeiro, Buenos Aires y Bogotá. Aunque la investigación
tiene diversos objetivos e involucra entrevistas con hombres y mujeres con
experiencias sobre aborto, el eje de las presentaciones se centró en la
comprensión que los hombres tienen del aborto y las posiciones que asumen
frente al hecho.

Maria Luiza Heilborn presentó la ponencia "A perspectiva masculina face ao
aborto: um estudo socioantropológico no Rio de Janeiro, Brasil" elaborada
con Elaine Reis Brandão, y Cristiane S. Cabral. Partiendo de un panorama de
los estudios de género en Brasil y la emergencia de los estudios sobre
masculinidad en ese campo presentó un análisis de la experiencia
diferenciada de jóvenes de clase media y de clase popular en relación con la
anticoncepción. El eje del análisis se centró en los procesos de toma de
decisión y la experiencia del aborto en la que se destacan actitudes de
silencio, distanciamiento, incertidumbre y externalidad.

Según la autora, si analizamos la experiencia de participación de los
hombres en la decisión del aborto, esta "varía desde una total exclusión, en
la que la compañera se limita a comunicar posteriormente el hecho, hasta un
involucramiento que supone una discusión en la pareja sobre lo que sería la
mejor decisión en ese momento. Esto incluye a veces una participación de él
para conseguir los medios con los que su compañera se realizará el aborto.
En todo caso, dos elementos llaman la atención: la mayoría de ellos declaran
estar en contra del aborto, incluso en los casos en los que no fueron
consultados; segundo, la ausencia física del hombre, sea en el momento en
que la compañera toma el medicamento para inducir el proceso, en el que ella
va al hospital para completar el proceso de aborto, o en los casos en que se
recurrió a una clínica clandestina".

En relación con la posición contraria al aborto entre jóvenes de clases
populares, Heilborn exhortó a entender contextualmente esa posición,
teniendo en cuenta "la densidad semántica que, para las clases populares,
significa 'asumir lo que hizo'. En ese sentido, 'estar en contra' del aborto
está relacionado con 'asumir' [una responsabilidad], elemento subyacente a
la lógica de construcción de la identidad masculina expresado en el 'asumir
la paternidad', hecho ya demostrado en otros trabajos etnográficos con
jóvenes en sectores populares".

Bajo el título de " Varones, aborto y trayectorias socioafectivas según las
experiencias y relatos de varones y mujeres de Buenos Aires, Argentina "
Mónica Petracci expuso un panorama general de cómo ha sido abordada la
situación de los hombres en los estudios sobre aborto. A partir de la
reconstrucción y el análisis de la toma de decisión, la puesta en práctica y
las huellas de la experiencia de aborto en las trayectorias socioafectivas
de varones residentes en el área metropolitana de Buenos Aires, Argentina,
el texto elaborado junto con Mario Pecheny, Alejandro Capriati y Marina
Mattioli intenta responder algunos interrogantes referentes a las
experiencias de los varones respecto del aborto de una mujer con quien están
o han estado unidos sexual o emocionalmente y como esa situación afecta la
construcción de su masculinidad en una particular etapa del ciclo vital.

Según la ponente, se dan tres situaciones, que no guardan correlación con
variables generacionales ni socioeconómicas. La más común es la del aborto
en parejas "estables, prolongadas, importantes". Luego tenemos dos
situaciones "minoritarias"; una de ellas es "cuando el aborto ocurre al
inicio de la vida sexual y/o de pareja (adolescencia y juventud)". La otra
situación minoritaria es lo que los autores del trabajo denominan "otras
situaciones" (parejas ocasionales desconocidas e incluso muy casuales,
amantes, encuentros con ex parejas, otras no mencionadas en la línea de la
trayectoria). En este último caso no aparece ningún joven de sector
socioeconómico alto. Las actividades y las ocupaciones tienen peso
significativo en algunos casos; en otros emerge como cuestión significativa
el patrón de uso o no-uso de métodos anticonceptivos.

Los autores plantean cuatro dimensiones para analizar la participación del
varón en la decisión de interrumpir un embarazo y la temporalidad de esa
experiencia: la noticia, es decir cómo se enfrenta la posibilidad real de
interrumpir un embarazo; la decisión, en la que parece ser relevante el
momento de la vida sexual y afectiva y las perspectivas de futuro; los
motivos, entendidos como la elaboración argumentativa para tomar la
decisión; y, finalmente, los circuitos y las modalidades de intervención, es
decir, los procesos y recorridos para efectuar el aborto como tal.

Mara Viveros presentó el texto " Trayectorias afectivas masculinas y aborto
(el caso colombiano) " realizado con Ángela Facundo y Carmen Vásquez, que
analiza cruces entre las decisiones sobre el aborto y las trayectorias
erótico-afectivas de los hombres. Viveros expuso cuestiones referentes a la
decisión del aborto en relación con el curso de vida, las expectativas
sociales de clase, los proyectos de vida y las trayectorias
erótico-afectivas. Asimismo, propuso una tipología preliminar para
identificar las diferentes formas de participación masculina encontradas en
el caso bogotano respecto a la decisión del aborto, analizando determinadas
recurrencias:

En los casos de "decisión solamente femenina" se argumenta que los hombres
no tienen posibilidad de decisión con respecto al aborto por considera que
se trata de algo que ocurre en el cuerpo de la mujer. Con respecto a "los
que desean ser padres y no lo expresan" cuando es mayor el inconveniente que
el deseo de paternidad, los hombres indagan acerca de la voluntad de la
mujer y "se acogen a decisión sin manifestar su deseo de paternidad". Lo
mismo sucede cuando desean ser padres pero eso es censurado por sus parejas.

En otros casos los varones ejercen "presión indirecta, cuando no desean
continuar con el embarazo, pero dejan la decisión final en manos de las
mujeres. A veces expresan abiertamente su voluntad de interrumpirlo y hacen
una listado de las consecuencias negativas que acarrearía continuar con el
embarazo y les dejan a ellas la responsabilidad de la decisión". Ejercen
"presión directa" cuando obligan a su pareja a interrumpir el embarazo,
presionándola "incluso cuando ella ha expresado su deseo de continuarlo".
Hay casos de decisión conjunta, cuando "ambos expresan dudas, lo discuten,
evalúan y finalmente deciden interrumpir el embarazo". Puede no haber dudas
pues, "la discusión se ha dado antes de que ocurra el embarazo, como parte
de los arreglos de pareja".

Están, finalmente, los que no son consultados. "En este caso los hombres se
enteran de los abortos después de que estos han ocurrido, ya que sus parejas
los excluyen de la toma de decisión. Al respecto –señalan las
investigadoras- muchas veces la decisión femenina de no consultar no obedece
a la autonomía sobre sus decisiones reproductivas sino a una interiorización
de la condición femenina de la reproducción o a la intuición de la respuesta
negativa por parte de sus compañeros. Lo negativo puede ser también
entendido como una respuesta contraria a sus deseos."

Pensar el deseo desde las ciencias sociales

Durante la discusión de la mesa surgieron algunas inquietudes referidas a
cómo pensar el deseo y el sexo desde las ciencias sociales, teniendo en
cuenta que muchas veces se mueven en registros muy diversos, cuya
comprensión no es lineal.

Frente a la cuestión de cómo esos registros pueden ser abordados con las
metodologías de las ciencias sociales, que muchas veces privilegian la
racionalidad, Heilborn insistió en que los deseos pueden pensarse
socialmente porque están socialmente determinados, pero en este campo no hay
lógicas universales que operen uniformemente. A propósito, trajo a colación
la manera en que se piensa la sexualidad y el embarazo adolescente en
Francia, en comparación con el Brasil. El embarazo adolescente en Francia es
bajísimo, lo que supone, según los investigadores, un consenso sobre no
tener relaciones sexuales sin protección, es decir, una fuerte cultura de
reflexividad sobre la sexualidad que está incluso muy presente en las
escuelas, en la educación sexual, y en la disponibilidad de métodos
anticonceptivos y preservativos para los jóvenes. A su vez, quienes han
investigado en Brasil sobre sexualidad se refieren a una cultura de la
espontaneidad en relación con el sexo: el deseo es urgente y es concebido
como una fuerza incontrolable, lo que lleva a no pensar tanto en protección.
Teniendo en cuenta la existencia de matices dentro de estos modelos, en
ambos casos se trata de hábitos arraigados, que influyen en la constitución
de las subjetividades en relación con el placer y con el sexo.

Petracci señaló en que es importante aclarar los modelos utilizados para
describir la sexualidad y el deseo. El trabajo de campo de la investigación
del CLAM sobre heterosexualidades, contracepción y aborto ofrece resultados
interesantes para saber qué modelos usan los propios sujetos. Una de las
manifestaciones principales del deseo es el lenguaje y, para el caso de la
investigación llevada a cabo en Buenos Aires, esta experiencia se explicita
en los tropiezos, lo inconsciente y los lapsus.

Viveros, insistió en que el análisis debe llevar en consideración que los
seres humanos, además de seres pensantes, son seres deseantes. "Son dos
niveles diferentes de análisis de esa realidad que podemos llamar deseo,"
manifestó la investigadora colombiana. Incluso en los niveles que podríamos
llamar inconscientes también inciden los efectos sociales, históricos y
culturales, pero eso no supone que puedan gobernar así tan sencillamente".
Sobre las comparaciones entre culturas locales, Viveros argumentó que, en
relación con la cuestión de la espontaneidad planteada por Heilborn, en
Francia son tan deseantes como en México o en Colombia, la diferencia radica
en los diferentes modelos de gobierno de los cuerpos y de las sexualidades.
En ese sentido, sería útil pensar esa comparación en términos de
dispositivos sexuales y de gobiernos de los cuerpos diferenciados según
tipos de prácticas estatales. Para Viveros, esa manera de describir la
sexualidad en Brasil es una representación relacional que tiene que ver
también con una representación sexualizada de lo brasileño y racionalizada
de lo francés. A su vez, ese modo de concebir la anticoncepción está
relacionado con posibilidades de movilidad social lo que genera diferencias
bastante fuertes de cómo se concibe el deseo y de cómo se asume protección o
planificación en las relaciones sexuales.

Mayor declaración de aborto por parte de los hombres

Frente a los hallazgos de la investigación HEXCA (Heterosexualidades,
contracepción y aborto en Argentina, Brasil y Colombia), entre el auditorio
surgió la inquietud acerca de la mayor declaración de experiencias de aborto
por parte de los hombres y la manera en que ellos enfrentan socialmente esa
experiencia en comparación con las mujeres.

Heilborn hizo referencia a encuestas realizadas en Brasil cuyos resultados
señalan que los hombres declaran hasta tres veces más abortos que las
mujeres. La investigadora explicó que esa declaración se debe a la mayor
facilidad de los hombres para hablar del aborto, ya que no pueden ser
acusados de un crimen y están socialmente menos restringidos que las mujeres
en relación con esa experiencia.

En Argentina, según planteó Petracci, los datos son similares. Sin embargo,
a partir del trabajo de campo de esta investigación, Petracci enfatizó que
la dificultad no se da tanto para hablar del tema (tanto por parte de los
hombres como de las mujeres), sino para localizar personas disponibles para
hablar de sus experiencias. También citó algunas encuestas de opinión sobre
el aborto en Argentina en las cuales no aparecen diferencias significativas
entre hombres y mujeres en lo que respecta a las opiniones de acuerdo o
desacuerdo sobre el asunto.

Hombres, embarazo y aborto

Otra línea de preguntas del público hizo referencia al embarazo como una
experiencia exclusiva de las mujeres y al embarazo adolescente como cuestión
de las mujeres adolescentes. Las mujeres son las que se embarazan por lo que
las experiencias de los hombres sobre los eventos reproductivos quedan
invisibilizadas no sólo en las

 representaciones sociales y en los programas públicos, sino también en las
investigaciones. Esta línea argumental presume pensar el aborto como un
problema exclusivamente de las mujeres.

Frente a esta inquietud, Viveros explicó que hay ciertas emociones y
experiencias sobre la paternidad excluidas del repertorio masculino, pero no
por ello podemos dejar de ver la paternidad como una experiencia fundamental
para los proyectos de vida de los hombres. Los estudios sobre el asunto en
América Latina presentan la paternidad como algo importante en el proyecto
de vida de muchos hombres; en sectores populares, inclusive, la paternidad
aparece como un modo de tornarse adulto y un miembro respetable de la
comunidad.

Por su parte, Heilborn mencionó el caso de un movimiento de parejas
embarazadas en Brasil. Este proyecto de vida hacía que los hombres se
involucrasen fuertemente con el embarazo, al punto de autodenominarse
hombres embarazados. La investigadora aclaró que si bien era un fenómeno
relacionado básicamente con clases medias, han surgido programas que
pretenden fortalecer esta práctica de la participación de los hombres en el
embarazo con la intención de cambiar paulatinamente la idea del embarazo
relacionado sólo con la mujer.

Petracci señaló que la decisión del aborto es un punto de tensión entre
hombres y mujeres, aunque también existen decisiones de común acuerdo. A
nivel político es un debate muy complejo, ya que como la reproducción se da
en el cuerpo de la mujer, el nivel de decisión de hombres y mujeres no puede
ser equiparado. Asimismo, Heilborn señaló que otro punto que complejiza el
análisis es el modo en que el movimiento feminista reivindica el aborto,
como una afirmación de la autonomía del cuerpo de las mujeres frente a los
hombres y frente al Estado. Promover, a través de políticas públicas, la
participación de los hombres en esas decisiones puede poner en riesgo esa
autonomía.

La importancia social y política de la investigación sobre aborto

Tanto Petracci como Viveros identificaron el aporte de estos estudios a los
procesos de despenalización del aborto en la región. Viveros añadió que
hablar del aborto, mantenerlo en el debate público y promoverlo como objeto
de estudio, ya es un aporte fundamental. Señaló también que la reflexión
sobre el asunto debe ser más amplia, ya que forma parte de una discusión que
se enmarca en el debate mayor sobre sexualidad y género. En este sentido, es
importante unir el tema del aborto a la maternidad. La planificación ha sido
impuesta para ciertas mujeres a las que no se les permite ser madres,
censurándoles socialmente esta posibilidad. Para algunas el aborto puede
significar liberación y para otras imposición.

Finalmente, Heilborn, citando el caso en el que cerca de dos mil mujeres
procesadas por práctica de aborto en la capital del estado de Mato Grosso do
Sul, señaló que el manejo y la socialización de los resultados que va
arrojando este estudio desarrollado por el CLAM ha sido todo un reto en el
caso brasileño, ya que hay un fuerte ambiente de penalización y de
persecución que hace que cómo manejar esta información, qué tipo de análisis
hacer y qué datos publicar en ese contexto sea una gran responsabilidad para
los investigadores.

Fuente:
http://www.clam.org.br/publique/cgi/cgilua.exe/sys/start.htm?infoid=5040&sid
=21&UserActiveTemplate=_ES








--
PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN INTEGRAL A.C.
55 23 03 09
www.peiac.org


lunes, 5 de enero de 2009

Mujeres, hombres e Instituciones ante el trabajo con la violencia masculina en el hogar

Aquí por lo menos yo toco pared, y está muy dura...”
Mujeres, hombres e Instituciones ante el trabajo con la violencia masculina en el hogar

Roberto Garda1


Introducción


Hombres por la Equidad Centro de Intervención con Hombres e Investigación sobre Género y Masculinidades, AC es una Organización no Gubernamental que considera que la sociedad actual ha construido normas y conductas culturales que crean identidades de género que dan posibilidades de desarrollo personal diferenciadas y desiguales para mujeres y hombres. Consideramos que esta construcción cultural se desarrolla de forma cotidiana, y por ello genera la desigualdad de poderes y los desequilibrios que ésta conllevan a la violencia de género.


En este trabajo se reflexiona sobre el esfuerzo que hemos desarrollado en México para abrir grupos de reflexión de hombres en espacios de Organización Civil, y en espacios institucionales. En un primer momento se reflexiona sobre la violencia masculina, y se presentan algunos aspectos teóricos relevantes desde donde atendemos esta problemática. En segundo lugar se presenta la experiencia con grupos de hombres capacitados en el Programa de Hombres Renunciando a su Violencia (PHRSV), y los obstáculos que encontramos en el trabajo, así como los facilitadores. Asimismo, en la tercera parte presentamos los resultados que encontramos al dar seguimiento en la capacitación de las Unidades de Atención a la Violencia Familiar del Distrito Federal, las cuales son las instancias que atienden por Ley esta problemática en esa Ciudad. Finalmente presentamos las conclusiones, en donde reflexionamos sobre las dificultades y facilitadores que encuentran tanto las personas que han sido capacitadas, como las instituciones con las cuales hemos realizado estas alianzas.



I La Violencia Masculina


¿Porqué escribir sobre violencia masculina? En su estudio clásico Violencia contra la mujer: La carga oculta contra la salud, Lori Heise muestra cómo la violencia hacia las mujeres se ejerce de forma sistemática en países desarrollados, en países del Medio Oriente, de Asia y Africa, y en América Latina, donde aparecen mujeres golpeadas, mutiladas violadas, etc.. por sus parejas masculinas u otros hombres independientemente de su clase social, su raza, creencias religiosa o nacionalidad (Heise, sf: 8-12). Asimismo, en México la Dirección de Prevención de Violencia Familiar señaló que de mediados de 1998 a 1999 recibió 6,671 denuncias de violencia familiar de los cuales el 80% eran mujeres que demandaban a los hombres. Asimismo, en 1997 el Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar (CAVI) señala que el 86% de los casos denunciados de violencia familiar colocan a los hombres como las personas que maltran psicológica, física y sexualmente, y la Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas AC (ADIVAC) señala que durante 1999 de 643 personas que solicitaron sus servicios sólo el 9% eran hombres y en cambio el 80% de los agresores perteneciían a este sexo. (Coriac, 1999: 30).


Considero que hay dos preguntas centrales para los hombres que derivan de esta realidad: ¿Porqué son los hombres quienes ejercen de manera sistemática esta violencia? Y ¿Qué pueden hacer para enfrentar esta problemática? Para contestar la primera pregunta debemos de reflexionar sobre la forma en los hombres llegan a ser hombres, esto es la masculinidad. Los primeros estudios sobre la masculinidad surgieron desde la antropología, y señalan que los hombres deben de llegar a construirse como “varones omnipresentes” que preñan, protegen y proveen a través de ritos de la masculinidad. Para estos estudios los hombres tienen una virilidad heróica que se gana y demuestra en ritos donde hay mucha violencia. Después de ello los hombres pueden arriesgar la vida en pos de la sociedad (Gilmore, 1994: 217-218). Si bien esta visión contribuye a ubicar el objeto de estudio: ¿Qué significa ser hombre? no recoge la problemática del poder. Esa es la crítica del feminismo, que señala que la perspectiva antropológica “oscurece el conflicto” y no dice nada de los aspectos abusivos y ofensivos de la masculinidad (Burion y Meler, 2000: 102).


Es la corriente del “feminismo radical” la que coloca a la violencia contra las mujeres como el eje de su reflexión, y señala que existen experiencias de opresión y dominación sobre las mujeres a través de la organización social e institucional llamado patriarcado (Madoo y Niebrugge en en Ritzer, 1993: 388).2 Posteriormente, hombres feministas retoman esta idea y señalan que son la crisis del poder masculino y la experiencia emocional de los hombres el eje principal para explicar la violencia hacia las mujeres. De esta forma, Robert Connell señala que la masculinidad debe entenderse como prácticas que realizan hombres (o mujeres) que “comprometen” sus cuerpos a una cultura que produce y reproduce relaciones “masculinas” mundiales –globales-- de violencia, trabajo, sexualidad y auto-interpretación. En ellas la dominación se da de hombres hacia mujeres y entre hombres por medio de la reproducción, el poder, la catexis y la simbolización (Connell en Valdés y Olavarría, 1997: 35 y Connell en Valdés y Olavarría, 1998: 80-86). Por otro lado, Kaufman señala que los hombres tienen un “nexo” con la masculinidad hegeménica que les brinda beneficios y privilegios. Para él esta relación demanda suprimir las emociones y necesidades de los hombres, y por ello el poder de la masculinidad dominante se convierte en fuente de “enorme dolor” para los hombres (Kaufman en Valdés y Olavarría, 1997: 70).3 En este mismo sentido Victor Seidler comenta que el poder de los hombres también surge del mismo proceso en que ellos asimilaron su rol: los hombres como seres racionales que tienen el poder y el control. En lugar de eso, las mujeres asumen como su rol la responsabilidad de la vida emocional de los hombres --y la sociedad--. De esta forma, para Seidler los hombres culpan a las mujeres por sus fracasos y guardan silencio sobre lo que sienten ante ellos. Los hombres se retraén emocionalmente con un “silencio amenazador” como una forma de poder (Seidler, 2000: 300). Finalmente, Gregory Lehene señala que los hombres controlan a otros hombres para mantener el rol masculino, y debido a ello surgen fuertes experiencias homofóbicas entre ellos.4


De esta forma, si bien es cierto que esta violencia es el sustento para un modelo de masculinidad dominante, que brinda posiciones de dominación y privilegio a la mayoría de los hombres que tienen determinadas características de raza, cultura, clase, edad, etc, y que les brinda esta jerarquía sobre las mujeres y sobre otros hombres de otros grupos sociales. También es importante reconocer que con esta forma de dominación masculina genera costos para los hombres, que se traducen en situaciones de malestar y dolor para los propios hombres adultos y para quienes están cerca de ellos (niños/as y mujeres adultas). La violencia doméstica conlleva también la represión de emociones, la distancia afectiva y la soledad para los hombres, así como la negación de la afectividad y de la vulnerabilidad ha hecho de las adicciones un grave problema entre los hombres mexicanos, sobre todo el alcoholismo. De igual manera, vivimos en una cultura que no promueve el autocuidado y, por el contrario, fomenta y reconoce la audacia y las conductas de riesgo como parte fundamental de la masculinidad, lo cual ocasiona la muerte de cientos de hombres cada año; por ejemplo en los accidentes de tránsito, los accidentes en el trabajo y las muertes violentas. Todo esto refleja de qué manera la desigualdad sexual afecta considerablemente a los hombres, su integridad y su calidad de vida.


Tanto por la violencia hacia las mujeres, como por la violencia que también genera la dominación masculina hacia los propios hombres, continuamos desarrollado en Hombres por la Equidad grupos de reflexión para hombres donde atendemos con el Programa de Hombres Renunciando a su Violencia que en su momento creamos desde el colectivo de Hombres por Relaciones Igualitarias, AC5. Este es un modelo de intervención que tenemos aplicando desde aproximadamente 8 años a grupos de hombres que asisten a nuestras instalaciones. Tiene 3 niveles, y tiene como objetivo que los hombres hagan un compromiso de trabajo con la no violencia en el hogar. En él participan varones que asisten una vez por semana durante aproximadamente 25 sesiones por nivel, con el fin de aprender técnicas que refuercen su compromiso de no violencia en las negociaciones con su pareja. Estos varones tienen en su mayoría entre 25 y 55 años, son de clase media, baja y alta, saben leer y escribir, en su gran mayoría tienen hijos/as, y aproximadamente de cada 10 que dicen que tienen trabajo hay 2 que tiene na situación inestable. Asimismo, la gran mayoría no tiene problemas de alcohol o alguna adicción, pero en todos los casos manifiestan problemas de salud sin atender, problemas emocionales con su pareja y sus hijos/as, así como falta de amigos y aislamiento; y en muchos casos desánimo o falta de interés por su proyecto inmediato de vida.  


¿Qué hemos aprendido al implementar este modelo? A continuación veremos tres aspectos: por una parte reflexionaremos sobre algunos problemas que hemos hallado para la reproducción del modelo. Esto es, ha habido instituciones públicas y organizaciones civiles que han recibido capacitación para implementarlo, pero al hacerlo tanto los hombres capacitados como las mismas instituciones se han encontrado con problemáticas para implementar o al implementar la atención, veremos tanto algunos problemas de los hombres, como de las instituciones que han implementado este trabajo. Por otra parte veremos algunas problemáticas que hemos tenido con los facilitadores una vez implementado el modelo, tanto a nivel de organización como de trabajo personal. Y cómo todo esto influye para el adecuado desempeño de la atención.



II El trabajo con la violencia masculina: la experiencia de hombres capacitados


Durante 1999 y el año 2002 participamos en el proyecto “Proyecto Piloto para la Atención a La Violencia Familiar en Espacios de Salud” quien Coordinaba Irma Saucedo del Colegio de México. El objetivo general de este proyecto era implementar una estrategia de intervención en espacios de salud para atender a las mujeres que habían vivido violencia familiar. Uno de los objetivos particulares de este era sensibilizar a personal de salud sobre la problemática de la masculinidad, y crear grupos de reflexión para hombres en por lo menos cuatro ciudades de México (una de zona rural cuetzalan, y tres urbanas Cd. De monterrey, Torreón y la Cd. De México). En este marco capacitamos a varones sobre la atención a hombres en el PHRSV. Algunos abrieron grupos de hombres relativamente rápido, de 8 meses a un año, y otros tardaron hasta tres años en hacerlo. Eso nos llamo mucho la atención, y decidimos conocer los motivos para que esto ocurriera.


Por esto, realizamos 7 entrevistas individuales y grupales a 11 hombres. Son hombres de clase media con estudios universitarios en su mayoría. Salvo dos, todos vivían en zonas urbanas. Las entrevistas eran semiestructuradas y se registraron en diarios de campo. Se buscaba conocer los cambios personales de los hombres al recibir la capacitación sobre violencia familiar y masculinidad, y los motivos por los cuales ellos creían que se había logrado --o no—abrir grupos de reflexión. La metodología que se usa es cualitativa, entendiendo por esta la comprensión de la subjetividad de las personas con el fin de definir los significados que le brindan a su experiencia (Castro, 1996: 64-67). Las entrevistas se realizaron con la idea que señala Mark Jones sobre la metodología feminista con hombres: se buscó al las “verdades” de estos hombres desde una perspectiva haciendo el esfuerzo de ir más allá de verlos como seres con poder --sin llegar a victimizarlos-- (Mark Jones, 1996: 136-142). De hecho, este fue el mayor reto para mi como investigador con militancia feminista: entrevistar y registrar buscando la comprensión de su experiencia, reconociendo mis sentimientos cómo ello afectaba mi trabajo de investigación.


Al analizar los textos se construyeron dos categorías: la de “obstáculos” que consiste en los momentos donde los hombres sintieron temor o impedimentos para realizar la apertura de grupos; y la categoría de facilitadores que corresponde a aquellos momentos donde los hombres expresan avances y logros. Estas se clasifican en tres dimensiones: la dimensión personal que corresponde a los sentimientos que facilitaron u obstaculizaron la apertura de grupos; la dimensión relacional que corresponde a los obstáculos y facilitadores que se generaron producto de las relaciones con la pareja u otros hombres; y la dimensión social que corresponde a las experiencias de los hombres con las instituciones, pares profesionales, y/o comunidades. Por espacio, en este trabajo sólo se presentan los aspectos que considero más relevantes de la experiencia personal de los hombres.


II.1 Los obstáculos para abrir grupo


Los hombres vivieron ausencia de poder al realizar este trabajo. Por esta entiendo la pérdida de privilegios o control ante la posibilidad real o imaginaria de pérdida de privilegios al abrir grupos. Se generó sentimientos de vulnerabilidad y temor y ello inmovilisó. Veamos la experiencia de Ignacio:


Entrevistador: ¿Porqué crees que das lo mínimo a este trabajo?

Ignacio: [...] Es un proyecto que implica huevos, todo.. siento una exigencia interna: eres o no eres. Eso me molesta. O le entro bien o no.

Entrevistador: ¿Que quieres Ignacio?

Ignacio: Tengo que ver qué hago...

Entrevistador: ¿Que pasa si te dedicas a esto?

Ignacio: Pierdo dinero y mis responsabilidades con mis hijos. No sé si puedo cambiar mi vida y hacer el compromiso. Pierdo un posicionamiento de privilegios. Mis hijos ya no me ven como un papá con imagen, etc. Ahora soy un Ignacio que se resiste a dejar de existir y a buscar.

...

Soy un poco extremista: quiero vivir de esto y como no lo hago no le entro. Lo he hecho varias veces en mi vida.

...

Si pierdo el poder me sentiría vulnerable. En el trabajo me presionan y si reclamo me corren.


Para Ignacio este “es un proyecto que implica huevos, todo..”. Es interesante ver cómo abrir grupos en el contexto del proyecto se traduce para Ignacio en los “huevos”, y estos a su vez son “todo”. A su vez, Ignacio señala que tiene una “exigencia interna”) que llega a cuestionar su propio ser: “eres o no eres”. ¿Porqué Ignacio se exige tanto? ¿Porqué vincula este trabajo con su propia existencia? Sin embargo señala que “O le entro bien o no”, ¿No es contradictorio, pues Ignacio se siente mal, pero aún así le “va a entrar”?. Tal vez ello se debe a que reconoce que puede tener ganancias como “cambiar mi vida y hacer el compromiso”, y pérdidas como “buscar”, perder dinero y responsabilidades, y en última instancia privilegios y poder (“Si pierdo el poder...”). Pero ¿A qué le teme Ignacio? en última instancia a sentirse vulnerable (“Si pierdo el poder me sentiría vulnerable”). Así Ignacio reconoce que “perder” el “ser” es perder el poder mismo, y “ganar” no es ganar la vida, sino reconocer su vulnerabilidad. Esto último se convierte en obstáculo donde para Ignacio.


También los hombres sintieron “temor ante la querencia masculina”. Esto es, tuvieron temor, miedo, enojo, decepción, ante la posibilidad real o imaginaria de perder vínculos afectivos con otros hombres del grupo. Veamos el ejemplo de César:


César: El grupo me gusta pues me siento acompañado. Lo mismo con Coriac, pero me he preguntado: ¿Qué voy ha hacer cuando no estén? Le he sacado al grupo porque me cuesta trabajo que alguien se vaya a ir. Quiero al grupo, y como que hago que no los necesito. No me acerco porque me da miedo a que se vayan. En mi casa era algo similar. Mis papas se iban y me dolía, y con el grupo soy muy sentimental. En el grupo estoy pasivo...


Este testimonio nos habla de la carga emotiva que tienen los hombres que se han organizado para abrir grupos de reflexión. La pregunta de César “¿Qué voy ha hacer cuando no estén?” y “...me cuesta trabajo que alguien se vaya a ir. Quiero al grupo...” nos muestra el afecto que pone César en este trabajo. Después Cesar señala que “le ha sacado al grupo” pero además lo quiere ¿No es contradictorio como Ignacio? Tal vez por eso señala que “hago como que no los necesito”, que es súmamente sensual. Pero ¿Porquñé César hace como que “no los necesito”? Porque ve que hay riesgos en la relación. El iregso de que se termine. De hecho César la vincula con su experiencia paterna (“En mi casa era algo similar”) De esta manera la relación afectiva con otros hombres César la establece desde la experiencia con sus padres, y como la experiencia con ellos fue de dolor (“me dolía”) entonces por ello César permanece pasivo.


II.2. Sobre los facilitadores para abrir grupo:


Los hombres se dan cuenta que para abrir grupo deben creer en el cambio. Este es entendido como el proceso impulsado por los mismos hombres, donde ellos son sujetos del cambio y no objetos. Veamos a Federico:


Federico: Yo sí estoy en términos y en condiciones de dar talleres. Son procesos. Ahora sí. Al rato aquí, en mi trabajo todo cambia, y no se a qué me voy a dedicar. El Director ya se va a ir y entonces mi trabajo depende de quien venga. Pero ya no va a ser fácil una negociación, tengo que ver los tiempos y las circunstancias. Y ahí empiezan los cambios. Van a empezar.


Federico se refiere a que para él es el momento de abrir talleres sobre los temas de masculinidad. Señala que habrá cambios en su trabajo y reconoce que no sabe a que se va a dedicar, y sabe que su “trabajo depende de quien venga”. De esta forma él lo único que puede condicionar son los talleres, y no los otros cambios “que no dependen de él”. Es sorprendente cómo Federico reconoce que sí puede controlar, y qué hay aspectos que salen de su control. Tener esa claridad le hace decir: “Y ahí empiezan los cambios. Van a empezar”. Cambios donde reconoce que no puede hacer intervenir (“mi trabajo depende de quien venga”), y en otros cambios donde reconoce que sí puede hacer algo: “Yo sí estoy en términos y en condiciones de dar talleres”.


Reconocer el impacto de este trabajo en la vida


Hay hombres a los cuales les interesa este tema como un elemento académico. Pero para la apertura de grupos de reflexión es importante que los hombres permitan que este trabajo tenga un “impacto en su vida”. Impacto que de una u otra forma les genere nuevos significados y perspectivas sobre su realidad y cotidianeidad. Ello facilita la apertura de grupos de reflexión:


Humberto: La perspectiva de género me ha movido el tapete. Me quise capacitar para ayudar a la gente. Esto llegó en un momento muy crítico, pues a los 2 o 3 meses de que entré me ha movido el tapete. ¿Que tanto ha valido la pena lo que he estado viviendo? [...] Me sentí víctima muchos años. El trabajo con hombres me ha ayudado mucho en mi persona.


Adalberto señala que al principio quiso capacitarse para “ayudar a la gente”, pero al entrar en contacto con el tema de género “se le movió el tapete”. De hecho se pregunta “¿Que tanto ha valido la pena lo que he estado viviendo?” con lo cual reconoce el amplio impacto que ha tenido este tema en su vida. De hecho concluye reconociendo que “El trabajo con hombres me ha ayudado mucho en mi persona”. De esa forma, Adalberto entra queriendo ayudar, y sólo hasta que reconoce que primero él se tiene que ayudar es cuando cuestiona no solo su victimez, sino además su vida misma.


Veamos otra experiencia:


Entrevistador: ¿Qué te ha movido de este trabajo?

Abelardo: Me ayuda y quiero compartir esta experiencia. Esto es parteaguas en mi vida. He renunciado a muchas cosas. Me siento mal con mi pareja y mis hijos. Quiero recuperar cosas en las que los he dañado. Quiero hacer cosas para sentirme bien con ellos.


Para Abelardo esto lo ayuda y ha sido “parteaguas en su vida”. Señala que ha tenido que renunciar a muchas cosas, y que se siente mal pues ha dañado a su pareja e hijos. Ahora “Quiero hacer cosas para sentirme bien con ellos”. Es interesante cómo vincula “mi vida” con la “pareja y los hijos”. Esto rompe con un lenguaje tradicional donde para los hombres el trabajo y el éxito social y material son la vida misma. Ahora Abelardo relaciona a la vida con su pareja ¿Hasta dónde este discurso realmente se encuentra relacionado con estos nuevos vínculos? ¿Qué consecuencias tiene esto para los hombres y la pareja y los/as hijos? Y ¿Cuáles serán ahora los indicadores de éxito para este hombre ahora que ha resignificado el sentido de su vida? Todo esto es algo que está por investigarse.


Veamos otra experiencia:


Entrevistador: ¿Cómo te has sentido en el trabajo con hombres?

Raúl: Yo pedía y esperaba un lugar, y yo ponía el tiempo. Ahora veo que es un estilo de vida. No es cambiar conductas, sino un modo de ser. De mi modo de ser. Sí quiero dedicarme tiempo completo a esto. He estado haciendo lo mínimo. No estoy muy satisfecho. No le echado “la carga al asador”.


Para Raúl en este trabajo es “un estilo de vida”. Y define esto no como cambiar conductas, sino “un modo de ser. De mi modo de ser”. El ser de Raúl entra en cambio con este trabajo. Considero que esto es muy profundo, pues implica tal vez cambiar una parte de la misma identidad. Desde esta perspectiva reconoce que hace lo mínimo y no se encuentra satisfecho. Por ello, para abrir grupos de reflexión desea “echar la carga al asador”. Hacer esto es, en el contexto del diálogo cambiar el propio ser de Raúl.


Finalmente, leamos lo que Omar nos dice:


Omar: Sí captamos que había una necesidad personal. Aquí por lo menos yo toco pared., y está muy dura. Sí hay algo. Tengo algo. Y pensé que yo también me iba a beneficiar con esto. Fue el interés de sacar algo de provecho. Me doy cuenta que sí soy violento, y tengo el interés de manejar esta área a nivel personal.


Omar reconoce que había una necesidad personal de este trabajo. Reconoce lo “duro” que estaba en “algo” de él. Señala “Sí hay algo. Tengo algo”. Sólo hasta que reconoce que él tiene “algo” reconoce que sí desea beneficiarse de ese trabajo. De tener interés en “sacar algo de provecho”. Y Omar comienza por reconocer que sí es violento, y que tiene el interés personal de manejar eso. De esa forma Omar permite que este trabajo entre en su vida.


Tanto Humberto, como Abelardo, Raúl y Omar reconocen que este trabajo a impactado fuertemente en sus vidas. Señalan que en general han permitido ese cuestionamiento a sus vidas, y gracias a ello han recibido “beneficios” de este trabajo. Todos han decidido beneficiarse de este trabajo a nivel personal. Considero que esa es la experiencia de cambio de vida personal que se comparte con otros hombres en los grupos de reflexión, pues se trabajo no para cambiar a los otros, sino a uno mismo.


Hacer algo


Los hombres se dieron cuenta de la importancia de “hacer algo”. De quitarse creencias de método y procesos, y cómo era central comenzar para después --tal vez-- revisar métodos y formas de trabajo.


Morales: Me quedo con un bienestar. Hay cosas que no son para el siguiente año. Ni meses. Son para trabajar ya, en lo personal y ya. No es lo mismo leer el manual que hacer. Algo rico es la oportunidad de no ser tan rígido ni metódico en las cosas. Es por mi formación médica. Desde los 9 años estoy manteniendo gente. Y me “cayó el veinte” que me voy más allá de lo que me corresponde. Siempre he sido papá. Y ya es tiempo de no seguirle en algo así.


Luis: Empecé bien, con muchas ganas. Llegué con motivación. Esta se ha ido disminuyendo. Ya no fuimos a México, ya no recibimos capacitación. Esperaba recibir algo y meterle todo. Me fui volviendo más apático. Me doy cuenta que depende de mí y de nuestras actividades.


Tanto Morales como Luis señalan de la importancia de hacer. Morales señala que “Hay cosas que no son para el siguiente año. Ni meses. Son para trabajar ya, en lo personal y ya.” de esa forma se da cuenta que “No es lo mismo leer el manual que hacer.”. Asimismo, revisa su formación de médico, y cómo ella le obligaba a mantener gente y ser papá. Morales decide que es tiempo de “no seguirle en algo así”. Lo mismo ocurre para Luis. Después de señalar los motivos por los cuales se fue volviendo más apático, comenta que se da cuenta que todo este trabajo “depende de mí y de nuestras actividades.”. De esta forma ambos colocan al hacer como un aspecto central para la apertura de grupos.


De esta forma, encontramos que el miedo y el temor de los hombres es un primer punto a lidiar en los futuros facilitadores, este aspecto personal es central en los hombres: si manejan de una manera creativa su miedo y los moviliza podremos observar mayor aperturas de grupos y más compromiso, si no, estos simplemente no se abrieron –como ocurrió en varios de estos Estados--. Por otro lado los facilitadores indican que voluntad para hacerlo y creer en este cambio, a esto se suma un compromiso y ver la situación de violencia. Es importante mirar que no es una situación ni política, ni metodológica lo que promueve el cambio, más bien es una situación de “querer hacerlo” donde el compromiso social se articula con el personal.



III El trabajo con la violencia masculina: la experiencia al implementar el modelo en instituciones


Aunque Hombres por la Equidad ha abierto grupos en Jalisco, San Luis Potosí, Colima, Coahuila, Veracruz, Puebla, el D.F. con base a diversas alianzas con Instituciones Públicas y Organizaciones Civiles, en este apartado hablaremos de la experiencia en el D.F., pues es la experiencia más documentada y que hemos evaluado más. Este apartado se construye con base a tres experiencias. En el año del 2002 se realizó capacitación a las Unidades de Prevención y Atención a la Violencia Familiar (UAPVIF) del Distrito Federal en el PHRSV, En los años 2003 y en el año 2005 asistimos a las Unidades. En el años 2003 en el marco de un proyecto de seguimiento a los grupos de reflexión, y en el año 2005 en el marco de la construcción de indicadores para el Observatorio ciudadano de Violencia de Género.


Cabe señalar que las UAPVIF atienden en el D.F. la violencia familiar por mandato de la la Ley de Tención y Prevención de la Violencia en el D.F. Hay una en cada Delegación y en todas se implementaron grupos de reflexión para hombres. Cabe señalar que los grupos del PHRSV llegaban a complementar los servicios terapéuticos, legales y de trabajo social que las Unidades que estaban brindando. En ambas ocasiones obtuvimos información que consideramos importante compartir en este espacio, pues nos permite aprender sobre dificultades y aciertos para mejorar la atención. En el años 2003 se realizaron 10 reuniones con personal de las UAPVIF se realizaron 35 visitas a las mismas. ¿Cuáles fueron las problemáticas que encontramos de parte de las y los facilitadores? (cabe señalar que aoproximadamente el 80% de las facilitadotas son mujeres, y el 1005 del personal son psicólogas/os).


En primer lugar hay que destacar que las y los funcionarios destacaron que hay temor en el trabajo con hombres de parte de las y los funcionarios. Esto es un funcionario comentaba: “un día trabaje con él el enojo y pensé que iba encima”. Otra funcionaria señala que un día le señalo a un hombre que necesitaba orientación psiquiátrica y éste comenzó a demandarle “más y más”, después dejo de ir, y después el hombre le dijo a la funcionaria que “él no quiere perder la objetividad” y desde entonces no ha ido. A esto la funcionaria señala que “que milagro que no ha venido”. Otra funcionaria señala: “Me da miedo que me vaya a esperar en el parque…”.


Por otra parte, las y los funcionarios señalan que hay dudas sobre las técnicas del PHRSV, pues se considera que “hay que estar al ritmo de los hombres”, o se manifestaron dudas con las técnicas más complejas del modelo como el trabajo vivencial II (revelación) o los conceptos más dolorosos para los hombres como el de “riesgo fatal”. Asimismo, se manifestó dificultad para aplicar técnicas que profundizarán en la experiencia de dolor de los hombres. Otro problema en torno a las técnicas es la apertura de la experiencia personal. Las y los psicólogos/as señalan que en los grupos no pueden hablar de lo personal, pues esta “puede ser una arma que se usa contra nosotras”, por lo que se debe ser cuidadoso. Sin embargo, sobre todos los psicólogos hombres señalan que “esto puede ser un punto de empatía con los hombres, pues dicen: ´no estoy solo´”. Así se reconoce que abrir lo personal frente al grupo tiene 2 filos y varia de acuerdo al género de quien lo hace, al grado de confianza con el grupo y a cada uno de los asistentes, pues “con algunos hombres no es posible abrir cosas personales, con otros si es un arte ponerse uno como ejemplo”.


Hay que diferenciar de hombre a hombre con unos si y con otros no se puede abrir mucho. También uno regula la apertura personal, El mismo grupo se espejea cuando uno abre como mujer la experiencia persona, sin embargo hay hombres que la usan y atacan. Si tiene que ver mucho la psicología femenina o masculina. (psicóloga de UAPVIF)


Sin embargo, al profundizar sobre estas dudas se encontró que hay dificultad para implementar estas técnicas más vivenciales porque pueden ser motivos para que los hombres “se enojen”, “se molesten” o “se enojen”. Así podríamos decir que posiblemente el motivo detrás de la dificultad para aplicar la técnica es más el miedo al enojo y la violencia de los hombres.


Por otra parte, las y los funcionarios señalan que hay problemáticas personales de los hombres que dificultan el trabajo en el PHRSV, por ejemplo algunos funcionarios/as señalaban que muchos hombres llegan con dolor y mucha soledad debido a que su relación de pareja a terminado o a los actos que han cometido. Señalan que habría que trabajar el duelo de los hombres, pues no solo afecta la autoestima de los hombres, sino que les permite reconocer más su vulnerabilidad, y frecuentemente los hombres “no quieren sentirla y el grupo lo apoya a sentir”. Otro tema relevante con relación a los hombres fue la soledad de estos: una funcionaria señala: “Un hombre insiste en buscar a su pareja pues se siente mal de que ella ya no este. El quiere que ella regrese y eso es violencia. El no sabe que hacer y yo le digo que ya terminó la relación. Dicen que “no”, que no es lo mismo la separación y la muerte de un familiar.” De hecho algunos funcionarios narran que hay hombres que dicen que “la prefiero ver muerta a separarme y la golpean”. Otro funcionario/a señala que ““Hay hombres que nunca se mueven de una actitud defensiva y que no van a cambiar sus ideas y valores. Uno les presenta una alternativa y es su decisión no moverse. Puede ser desgastante confrontar y se termino pidiéndole que fuera al grupo”.


Hay otro cuarto aspecto a destacar, y son aquellos que se refieren a la seguridad en el trabajo con hombres, pues aunque llega a haber policías, se señalan que los hombres “llegan enojados”, y maltratan desde la trabajadora social, al abogado y hasta a la psicóloga. De esta forma, es importante destacar que hay que aumentar las medidas de seguridad para los hombres. Sin embargo, la estrategia que se ha seguido es la de canalizar a los hombres con las y los psicólogos/as en caso de que estos se vena muy molestos, y éstos con abse a determinadas técnicas manejan el malestar de los hombres. Por otro lado se enfatiza la necesidad de contar con seguridad para el grupo y sobre todo para las facilitadoras, así como dar la información a los hombres desde que se inicia.


Otro aspecto a destacar es el seguimiento. Esto es, las y los funcionarios/as señalan que: “fue importante que el facilitador de Coriac les hablar de cosas personales, muy de él, eso fue bueno, los otros hombres se sensibilizaron. Ellos reflexionaron sobre su propia violencia, un asistente estaba muy a la defensiva, y la revelación también le gustó”. También se comentó que después de una visita de seguimiento “Me gustó, y vi al final la revelación como el chavo detectó las señales, es bueno que se le confrontara.”. Sobre otra visita se comentó que “Fue muy impactante decir nombres y mensajes muy puntuales. Nosotros ya habíamos dicho lo mismo y no escuchan, se están gestando relaciones de poder en el grupo. 3 de ellos están muy coludidos y su violencia no ha bajado.” En este sentido se señala que la visita logró confrontar esas formas de alianzas masculinas. En otra unidad se señala que “…de 5 solo 2 se animaron a expresar sus opiniones y sentimientos. Hay un hombre que se quedó pensativo.” Y señala la funcionarias que eso no había pasado mucho. En otra que se señala que “A los señores los motivo más. Varios puntos fueron importantes. El grupo fue nuevo y en general fue muy centrado”.


Se señala que hay una relación entre los aspectos legales que maneja la UAPVIF y los hombres. Señalan varios aspectos en este sentido: i) si él esta enojado arremete contra las y los funcionarios del área legal y ello afecta el desarrollo del proceso legal mismo; ii) pero, por otra parte, si él tiene miedo manipula, se hace la victima y en general intenta llegar a “un acuerdo” con su pareja, pero se señala que usualmente “no lo cumple”, pues solo lo acepto por miedo a la Unidad; iii) Asimismo, se señala que hay relaciones con hombres que han estado en la cárcel, y que la disposición de estos es diferente, pues son hombres que dicen que “tienen miedo de ir a la cárcel. Hay preocupación de sí no voy me van a castigar.” Pero que hay preocupación de parte de las y los funcionarios/as sobre la relación con grupos de delincuencia organizada. iv) Al parecer es usual que se llegue a presionar a los hombres que hay consecuencias legales si no van a los grupos. Sin embargo, una psicóloga señala que “ya hablé con el área legal para que nos manden gente, pero me he dado cuenta que les maltratan mucho y si veo diferencia entre abogados y abogados. El área legal no es la vía para que lleguen.” De esta forma, hay consenso que si bien puede llegar a funcionar, en realidad lo mejor es que los hombres lleguen por su propia voluntad. Así, algunos hombres aceptan ir, pero las psicólogas/os señalan que ese es el primer paso, pues el trabajo más fuerte es el retenerlos en estos. De esta forma, se señala que el proceso legal puede ser tanto una ventaja como un impedimento, pero que en general ayuda en el proceso de confrontar la violencia masculina.


Finalmente, una problemática frecuente es la asistencia de los hombres a los grupos. Se señala que “…nuestro grupo esta agonizando, tenemos tres, les esta costando trabajo, los otros 2 si van. Comenzaron a llegar también tarde y si han estado asistiendo a la hora. De los dos unos es muy inestable su participación. Otro hombre llegó en terapia individual y tenía mucho avance… no sabemos si el grupo dure hasta diciembre. Uno dicen que sí se compromete. En el grupo terapéutico son 6, pero también hay mucha deserción…” otro/a funcionario/a señala: “Teníamos un grupo de 4 o 5 personas, pero desde hace un mes ya no hay nadie, en la primera confrontación dejaron de ir, no es algo súper frecuente, pero se van.”. De hecho, para disminuir esta deserción las y los funcionarios/as hacen diversas estrategias entre diversas formas de intervención: “Un hombre que se le sugirió ir a un proceso psicológico y al de reflexión no pudo y ello afecto al grupo de 1er nivel. Los más adelantados de 2do se van, y otros con menos trabajo se quedaron. Sin embargo uno regresó y entro al de reflexión. Este hombre era importante porque entraba y salía. Hubo sesiones sólo de dos hombres. Pensamos que la rotación del personal de la Unidad puede afectar. Pensamos seguir del terapéutico al de reflexión y como no podemos abrir uno nuevo terapéutico, el grupo tal vez se va a mantener, pero quien sabe nosotros.”.  


En este sentido, se señala que ha habido mucha rotación de personal que le a afectado a los grupos: “Ha habido tres cambios de psicólogos, por lo cual se ha empantanado en 10 los hombres que asisten, y nuevos casi no hay”. Asimismo que las condiciones de algunas Unidades podría ser otro factor: “Otro comentario fue que hay hombres que llegan a la UAPVIF o a terapia individual pero al grupo no llegan por las condiciones de la UAPVIFS, no hay luz, no hay instalaciones, y eso también les afecta.".


Finalmente, y en cuanto a los resultados del segundo proyecto, en el año 2005, al buscar elaborar indicadores para la atención a los hombres violentos dentro de estas Unidades con el fin de construir el Observatorio Ciudadano de Violencia de Género en el Distrito Federal, nos reunimos con trabajadores/as sociales, abogadas/os y psicólogas/os de las UAPVIF. Una de las técnicas aplicadas fue la TKJ que permite identificar problemáticas en diversos procesos, y construir indicadores desde la propia experiencia de quienes están realizando la actividad a monitorear o evaluar.


Las y los funcionarios señalaron los siguientes problemas como más frecuentes en la atención a la violencia masculina. Se presentan de las más mencionadas, a las menos (aquellas que no tienen son porque se mencionaron solo una vez):


Area: Problemáticas relacionadas a los hombres agresores:

-Enojo por haber recibido el citatorio y minimice o niegue los hechos de violencia (12 menciones)

-Otras características de los probables generadores al ser atendidos en las APVIF por profesionales (6 mensiones)

-Negación de la violencia que ejerce el probable generador (4 menciones)

-Se piensa que las UAPVIF son apoyo a la mujer y hay enojo (3 menciones)

-No aceptación de la terapia o resistencia a acudir (4 menciones)

-No aceptación de apoyo Psicológico

-Deserción del proceso terapéutico

-Falta de tiempo



Area: Problemáticas relacionadas a la Institución:

-Las lagunas jurídicas de ley (9 menciones)

-Falta de sanciones (5 menciones)

-El término de “generador” (5 menciones)

-Medidas de seguridad para el personal (4 menciones)

-Las limitaciones legales para que el generador comparezca (2 menciones)

-Falta de capacitación del personal de las UAPVIF

-Dificultad para la entrega de citatorios o no hay coordinación con seguridad pública (2 menciones)

-Diseño inadecuado de los instrumentos de entrevista en trabajo social

-La desconfianza a la autoridad

-No hay suficientes Psicólogos

-Procedimiento interno de las uavif




Como podemos observar desde la experiencia de las y los funcionarios, los principales problemas en la atención a los hombres son dos, aquellos que se refieren a los hombres mismos, y aquellos relacionados con la institución. Como podemos ver, el primer problema de los hombres es el enojo, en un primer momento frecuentemente los hombres llegan molestos porque es la policía quien les entrega el informe, pero de fondo los hombres llegan molestos porque ella ha hecho algo para salir del control, pues el citatorio es producto de la demanda que ella levanta. Después tenemos otras creencias e ideas que molestan a los hombres en torno a las UAPVIF, al servicio, y en general la no aceptación del servicio, y la deserción del mismo.


Asimismo, están las dificultades de la UAPVIF para atender a estos hombres. En general el aspecto legal es la que más los limita (lagunazas legales, sanciones), y después tanto la terminología los pone en riesgo, como la falta de medidas de seguridad. Después de esto se dan una cascada de problemas como falta de capacitación, problemas con los procedimientos de atención, la entrega del citatorio, con del ejercicio del poder hacia los hombres y falta de confianza hacia la autoridad.


Ahora veamos las opciones que dan las mismas/os funcionarios a estas problemáticas:


Habilidades de las Funcionarios/as

La escucha como factor importante de la atención a los probables generadores (8 menciones)

Información básica al usuario (6 mensiones)

Habilidades y estrategias que utilizan los profesionistas al atender a los probables generadores con el fin de facilitar el procedimiento (6 mensiones)

No juzgar ni etiquetar (4 mensiones)

Explicar los procedimientos generales y servicios de la UAPVIF (áreas) (4 menciones)

Sensibilización al usuario (3 menciones)

Indagar en recursos y habilidades personales (3 menciones)

Explicar procedimientos legales con respecto a la violencia (3 menciones)

Explicar al usuario el objetivo de la atención Psicológica (3 menciones)

Explicación de sanciones jurídicas (3 menciones)

Empalizar con ellos (3 menciones)

Habilidades profesionales (2 menciones)

La importancia de estar en grupo terapéutico

Brindar alternativas de solución

Promoción y difusión de servicios por los probables generadores

Consientización de la repetición de esquemas de violencia


Soluciones Institucionales

La atención Psicológica (3 menciones)

Los recursos del equipo (2 menciones)

Capacitación (2 menciones)

Trabajo interinstitucional como estrategia de equipo

Seguridad

Mejorar el procedimiento de la Unidad


Como podemos observar las y los servidores/as de la UAPVIF dan como soluciones principalmente el tener mas habilidades para mejorar el servicio. Escuchar, informar, xplicar, sensibilizar, etc. llama la atención que muchas de estas soluciones reproducen roles de género tradicionales de las mujeres, y habría que ver si no se requieren mas soluciones institucionales, pues estas son mínimas a pesar de que ellos las identifican arriba como violencia. De hecho, preocuparia que ellas y ellos centraran solo en sus personas la solución a un problema que las y los rebasa.


Así podemos ver que el enojo de los hombres es un elemento central que dificulta la atención en las Unidades. Después de esto hay aspectos psicológicos de los mismos, que seguramente tienen que ver con la forma en la manifiestan sus sentimientos. Después se identifican diversas problemáticas de Unidades, pero en estas destacan las cuestiones legales, el manejo de las técnicas y estrategias de intervención –que está relacionada con la capacitación—, la seguridad en las Unidades, y finalmente las condiciones de las mismas. De esta forma, podemos decir que entre mejores condiciones legales que den herramientas a las y los funcionarios, y con más capacitación, condiciones de trabajo y mejores procedimientos de intervención, será posible mejorar la atención a los hombres violentos, y lidiar con su enojo.



V Conclusiones


El proceso de capacitación y la apertura de grupos de reflexión de hombres permitió muchas experiencias donde consideramos que todos tenemos que aprender tanto en el arranque de los mismos, como en su seguimiento. Las siguientes son nuestras principales conclusiones:


  • Los hombres que se acercaron y/o sensibilizaron en torno al tema de violencia familiar, y que después mostraron disposición para abrir grupos de reflexión, son personas que se encuentran en búsqueda de nuevos significados para su vida. El acercamiento al tema de la violencia familiar y en particular el compromiso por abrir grupos para hombres hizo que muchas de sus dudas y preguntas sobre su vida fueran planteadas con mayor fuerza y, en algunos casos entraran en crisis. Esta permitió o bien la inmovilización de los hombres y la no apertura de grupos de reflexión, o la movilización de los hombres y la apertura de estos grupos.

  • Los hombres presentan más obstáculos personales para la apertura de grupos, que impedimentos sociales. Debido a ello, se puede afirmar que para que los hombres deseen integrarse a este tipo de trabajo deben vencer primero miedos, dudas, temores, etcétera de índole personal más que problemas de tipos social. Dentro de los problemas de tipo personal son los relacionados con ellos mismos (La ausencia de poder en los hombres, Los temores a la querencia entre hombres y La suficiencia masculina), y los relacionados con las mujeres (Amplificación de los problemas con la pareja y Silencio masculino ante el movimiento de mujeres), los que destacan como más importantes. Así, los principales limitantes de los hombres para abrir grupos de reflexión son las limitantes personales sobre su vida, y no las dificultades social o institucional. Sin embargo, una vez que se han superado ambas, se potencias tanto las capacidades individuales para afrontar problemáticas personales, como nuevas herramientas y actitudes para enfrentar problemas en la vida social.

  • Los facilitadores para abrir grupos de reflexión son de índole más personal que social. Ello demuestra que los hombres sí pueden comprometerse con este trabajo siempre y cuando decidan superar estas problemáticas. Para ello destacan como importantes un profundo trabajo personal sobre lo que significa el tema de la violencia masculina para ellos (Creer en el cambio, Reconocer el impacto de este trabajo en la vida y Hacer algo), y la capacidad de tener y generar contactos con otros seres queridos que los hombres consideren importantes (El contacto con los hombres, Nuevas relaciones con seres importantes, Mantener el contacto en el grupo coordinador). Estos elementos, ayudan a romper los temores y miedos para iniciar este tipo de trabajo. Asimismo, el que hombres tengan cambios no solo en su vida con su pareja y los hijos/as, sino además a nivel personal, y en otros vínculos con la familia extendida y la actividad laboral, les prmite abordar estos temas.

  • El vínculo con las mujeres es sumamente importante para los hombres. Ya sea desde la mirada crítica por lo que no se ha cumplido, o por el afecto y apoyo por lo realizado. Las mujeres como movimiento o como pareja, son importantes para los hombres. Esta importancia va de la mano con el temor a ellas: con la pareja a “abrirse mucho”, o con el movimiento de mujeres a ser sólo sombra de los que las mujeres han avanzado. Consideramos que con el tiempo y el trabajo los hombres encontraremos nuestro lugar en este tema. Hasta el momento éste se ubica en el trabajo personal de la violencia, el trabajo con la violencia masculina de otros hombres y la exploración de otros temas de masculinidad en talleres y pláticas.

  • Por otro lado las dificultades que encontramos en las UAPVIF se ubican más –desde sus funcionarios/as—en los hombres, y estos son sobre todo de índole emocional. Asimismo, las dificultades internas relacionadas con la ausencia de una legislación que los apoye, formación y otras condiciones de trabajo como la seguridad y carga de trabajo son relevantes. Al parecer, entre más segura es una institución, y más claros tienen los procesos de intervencvión, mejor se puede intervenir con hombres violentos en las UAPVIF.

  • Por otro lado las soluciones que brindas las UAPVIF reproducen mucho los roles de género, y ello puede vulnerar a las y los trabajadores. Habría que dar más apoyo institucional a estas y estos para enfrentar la violencia masculina.

  • En ambos casos, las instituciones y las personas que conviven con los hombres en los centros de trabajo pueden convertirse o bien en serios obstáculos para realizar la apertura de grupos, o bien facilitadores para impulsarlos. Ello confirma la tesis de que para realizar este trabajo lo importante son personas sensibles que deseen desarrollar el tema, cion mucho trabajo personal y manejo adecuado de su ejercicio de violencia y sus experiencias de dolor. Sin embargo, en ambos casos la solución de problemas personales son más importantes que los obstáculos o facilitadores institucionales.

  • Hombres por la Equidad considera que su papel con las y los facilitadores que ha formado es central, sin embargo también reconocemos que no siempre hay condiciones para un adecuado seguimiento. Nosotros hemos estado brindando un acompañmiento a veces más lejano, y otras más cercano, el reto para Hombres por la Equidad es no convertirse en un vínculo paterno que resuelva todos los problemas de los hombres, ni tampoco en una institución fría e instrumental que se acerque a los hombres sólo cuando requiere algo. Este equilibrio es el mismo que los hombres experimentan en su vida afectiva con otros hombres. Consideramos que lo lograremos en la medida en que resolvamos la forma personal en que construimos vínculos afectivos con otros hombres.

  • ¿Cómo considerar el éxito del proyecto en el trabajo con hombres? Considero que la apertura de los grupos de reflexión no debiera convertirse en el indicador de éxito de la participación de los hombres en el proyecto. El indicador de éxito consistiría en el grado de avance de dos procesos: el primer aspecto se encuentra vinculado con el grado de trabajo y reflexión personales sobre la propia violencia. Y el cuestionamiento de creencias machistas sobre la forma de relacionarse hombres y mujeres. El segundo aspecto debiera estar relacionado con la apertura misma de los grupos de reflexión y su permanencia, su calidad en la atención y posteriormente su cantidad. Sin embargo, ante el panorama observado la atención se encuentra entre el temor y enojo de funcionarios/as, hombres violentos y hombres sensibles, e instituciones que desean apoyar este trabajo, y que en algunas ocaciones no tienen ni el sistema legal o normativo, ni los recursos suficientes para hacerlo. Estos son algunos retos que deseamos superar.



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1 Director de Hombres por la Equidad. Centro de Intervención con Hombres e Investigación sobre Género y Masculinidades, AC correo electrónico rgarda@hombresporlaequidad.org.mx y espacio WEB: www.hombresporlaequidad.org.mx

2 A partir de esta propuesta, otras corrientes como el feminismo psicoanalítico, el marxista, el socialista y denominado de la tercera ola han incluido este eje de reflexión en sus trabajos enriqueciéndolos desde sus perpsectivas.

3 De hecho, este dolor se perpetúa con la alienación y opresión de los hombres, y ello se manifiesta en un “triada de la violencia masculina”. Esta señala que la violencia siempre se realiza en tres dimensiones: hacia otros hombres, otras mujeres y contra sí mismos (Kaufman, 1989: 21)

4 La homofobia «...son actos usados por sociedades e individuos para forzar una conformidad social en torno a los roles tradicionales de los hombres, y mantener de esa forma el control social» (Lehne, Gregory K. en Kimmel y Messner, 1995: 332).

5 Organización Civil pionera desde 1993 en impulsar el tema de masculinidad y violencia masculina, pero que desapareció en junio del 2006. Para mayor información se puede ver www.coriac.org.mx

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