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lunes, 5 de enero de 2009

“No me han faltado ganas de ponerle la mano encima...”.

No me han faltado ganas de ponerle la mano encima...”.
Masculinidad y Generación en la Violencia de los 
Hombres Jóvenes
*


Roberto Garda+


A mi hija Tania.

Porque estoy orgulloso de que seas mujer.

Papá

Introducción


El presente artículo tiene la finalidad de presentar los resultados de una investigación sobre violencia de género realizado con hombres jóvenes. Esta investigación buscó conocer cómo vivían los hombres jóvenes la violencia y qué significados le brindaban. En la sección 1 La Salud Sexual y Reproductiva de los Hombres Jóvenes presento cómo los estudios de género, al iniciar la reflexión sobre la salud sexual y reproductiva de las mujeres jóvenes equiparan a los hombres jóvenes con los adultos, y los ubican en una posición de poder que no siempre les corresponde. Asimismo, analizo las preocupaciones de esta perspectiva sobre la salud sexual y reproductiva de los hombres. Muestro las problemáticas que se comienzan a tener para hacer esta reflexión sobre los varones, y también demuestro cómo los hombres jóvenes son reflexionados desde una mirada que unifica a los hombres, y donde sus diferencias no son vistas, sino son conceptualizados como un bloque de hombres adultos. De esta forma, concluyo señalando que los estudios de género han reflexionado poco sobre los hombres jóvenes, y que son los estudios de la masculinidad quienes comienzan a brindar elementos para hacer esta reflexión, y brindar elementos para conocer la especificidad de su violencia.


En la sección dos Masculinidad y juventud señalo que la masculinidad son los estudios que analizan cómo los hombres llegan a ser hombres. Parto de la propuesta del feminismo que indica que existen experiencias de dolor y poder entre los hombres, pues hay un costo emocional de estos al ejercer la violencia. Los estudios de la masculinidad señalan que los jóvenes se encuentran en etapa de ritos para llegar a ser hombres, y que estos comúnmente están ligados al dolor y a la nula expresión de las emociones. Brindo reflexiones sobre la agresividad de los jóvenes en Inglaterra, en Nicaragua y presento datos sobre la violencia en México. Concluyo señalando que la violencia de los jóvenes como la delincuencia, el pandillerismo, las violaciones hacia las mujeres jóvenes, la drogadicción, la violencia en las escuelas, etc.. son aspectos de un mismo problema: demuestran lo que los hombres jóvenes tienen que hacer para ser hombres, y cómo este mensaje social no solo es contradictorio, sino además, hace caer a los jóvenes en profundas contradicciones respecto a la violencia.


En la sección tres Violencia de género en los hombres jóvenes presento los resultados de la investigación en los grupos focales con jóvenes. Desarrollo cinco categorías donde organizo la información de los hombres jóvenes: a) en la categoría de los tipos y las direcciones de la violencia señalo que para los jóvenes es sumamente importante hacer mención de la dirección y los lugares de la violencia, más que reflexionar sobre los tipos de violencia que hay (pero que también mencionan). Para los jóvenes la violencia se ejerce de los adultos/as a los hombres jóvenes, entre mujeres y hombres jóvenes, de los adultos/as a otros adultos/as y que los jóvenes presencian y de los/as hombres y mujeres jóvenes hacia los adultos/as. Señalan que esta se realiza principalmente en la calle, la casa e instituciones sociales como la escuela o centros de readaptación de jóvenes. Comentan que esta es física, sexual, emocional, verbal y económica, y además viven problemas de drogadicción, alcoholismo y delincuencia. Concluyo señalando la amplia visión de los jóvenes sobre la violencia y cómo estos mencionan más la que reciben que la que ejercen.


La segunda categoría que presento son las creencias de los jóvenes sobre la violencia. Los jóvenes señalan que la violencia está en todos lados y se autorreproduce, que se ejerce de forma diferente de acuerdo al lugar, que es producto de la decisión de los jóvenes, pero que también se ejerce hacia la mujer porque ella tiene la culpa y es violenta. Finalmente, los jóvenes señalan que ellos son violentos por ser hombres y el machismo. De esta forma, concluyo señalando que las ideas de los jóvenes sobre la violencia muestran contradicción, pero también tienen claridez sobre su participación en ella principalmente a través de las creencias de masculinidad y el rechazo hacia las mujeres que van aprendiendo.


Como tercera categoría presento el malestar de los jóvenes ante la violencia. Esta son momentos de malestar que la mayoría de los jóvenes comentan y donde están cercanos a una experiencia de violencia. Estos momentos surgen cuando comienza a terminar el amor con la pareja, cuando se tienen problemas con el padre y en otros momentos. En esta categoría cobra nuevamente centralidad la experiencias de dolor con el padre, y en este sentido se explora la cuarta categoría: El aprendizaje de la violencia. Aquí los jóvenes señalan dónde aprenden la violencia. Ellos manifiestan que esta la aprenden principalmente en la familia, y dentro de esta en la relación con el padre que los maltrata y violenta a la madre. Asimismo, los jóvenes señalan que la violencia también se aprende en los medios de comunicación como la televisión, la radio, el cine, y los medios impresos. De esta forma se confirma el vínculo entre aprender a ser hombre, y aprender a ser violento. En general además de los policías, los maestros y otros jóvenes con los cuales sí se viven momentos de violencia, es al padre a quien se reconoce como agente pedagogo de la violencia de género.


Finalmente se exploran las Alternativas a la violencia. Por esta entenderemos aquellas actividades o personas donde los jóvenes ven (o creen que habrá) mensajes, ideas, etc. que les permita enfrentar una problemática sin violencia. Los jóvenes mencionan dos niveles de alternativas: en primer lugar, señalan que la alternativa está en ellos mismos, por medio de actos como pensar, responsabilizarse, respetarse y otras alternativas. En segundo lugar señalan que la alternativa está en solicitar apoyo a otras personas. De estos señalan de forma secundaria a los hombres (padres, policías y maestros) y brindan más importancia a las otros jóvenes, a las mujeres y a la capacidad personal de expresar emociones y sentimientos.


Por último, en la sección Conclusiones señalo tres líneas generales de reflexión por donde se podrían orientar investigaciones futuras en torno a la violencia de los jóvenes. En primer lugar señalo que hay que hacer visibles a los hombres jóvenes en el tema la salud sexual y reproductiva de los hombres, en segundo lugar que hay que valorar la importancia de estudiar la violencia de los y en los jóvenes como una forma de conocer mejor la violencia de los hombres adultos. Asimismo, la tercera línea de reflexión se divide entres aspectos: i) hay que cambiar la dicotomía poder-dolor que propone los estudios de la masculinidad, por la de violencia-afecto al estudiar la violencia de los jóvenes, pues ellos buscan más esa experiencia que la del poder en sí mismo; iii) para estudiar la violencia de género en la juventud hay que tomar en cuenta la violencia de generación que viven, pues comúnmente se ve a los hombres jóvenes como los únicos responsables de la violencia, y iii) los hombres jóvenes sí desean el cambio, lo mencionan y los buscan para salir de la violencia. Situación muy diferente a la mayoría de los hombres, que mantienen un silencio ante él.


  1. La Salud Sexual y Reproductiva de los Hombres Jóvenes

Para el movimiento de mujeres una temática central son los derechos reproductivos de los y las jóvenes como parte de la problemática de la fecundidad y los riesgos de la mujer adolescente. Asimismo, señalan que la violencia hacia las mujeres es parte de esta problemática (Católicas por el Derecho a Decidir, 1999 y OPS, 1988). Este movimiento señala que existe una urgencia por ejercer derechos, recibir financiamientos, servicios, información y participación para tener «...una educación sexual amplia [que] debería ser obligatoria en las escuelas en todos los niveles. Esta debería incluir aspectos tales como el placer sexual, la confianza y la libertad de expresión y orientación sexual» (Católicas por el Derecho a Decidir, 1999). De esta manera, los estudios sobre las mujeres encuentran en la sexualidad y el ejercicio de la reproducción su punto central (político y académico) para reflexionar sobre la juventud. Con base en esto analiza la identidad de los y las jóvenes como un espacio donde se entremezcla y cruza no solo las diferenciaciones de poder de los adultos, sino además las diferencias de género que el patriarcado impone principalmente a las mujeres jóvenes.

Para este movimiento existen temas centrales en este cruce de diferenciación de generación y edad. Podemos señalar los siguientes aspectos como centrales en este “cruce”:

-La elaboración de diferentes rituales de prueba de la masculinidad y feminidad que pasan por “senderos” diferentes a hombres y mujeres jóvenes:

En los hombres jóvenes esto surge por medio del reforzamiento dramático de la valoración y actuación de la competitividad y la violencia como un valor de calificación de la identidad masculina (los accidentes y la violencia como causas de muerte en los hombres jóvenes aparecen como diferenciadores de género y, como veremos más adelante, tienen un peso estadístico muy grande como para pasar desapercibidos).



En las mujeres jóvenes por medio de brindar centralidad a la reproducción y la internación del control y expectativas sociales sobre el “uso” de su cuerpo y sus “funciones” (estética del cuerpo, menstruación, reproducción, sexualidad, etc..)

-El aprendizaje de una sexualidad parcializada en el placer genital y en la dificultad de integración erótica, en el caso de los varones, así como la idea del romanticismo y la idealización de la sexualidad por parte de las mujeres

-La contradicción homofilia/homofobia; es decir, la relación sentimental o erótica con personas del mismo sexo y la negación social y desvalorización de tal relación. Como consecuencia, se reprime la expresión emocional, sobre todo en el caso de los hombres y el rompimiento de una posible intimidad. (Linero, 2000).

¿Qué significado tienen estas afirmaciones? En primer lugar, que la diferencia entre sexos implica un elemento central para estudiar a los y las jóvenes, pues la carga social y emocional se estructura mediante procesos de socialización sexualmente diferenciados. Pero hacerlo desde esta postura implica colocar a los varones jóvenes en relaciones de poder con respecto a la mujer. Con ello se les asigna roles y status similares a la de los hombres adultos, y se hacen no visibles las diversas particularidades de su vida sexual y reproductiva. En este sentido, P. Bloem señala que para estudiar a la juventud:

Hace tiempo que en el estudio de la salud de las mujeres se aplica una perspectiva de igualdad entre los sexos, en que se examina cómo la diferencia de poder entre varones y mujeres afecta de forma adversa a la salud y el bienestar de las mujeres. No obstante, en los últimos años, una serie de investigadores, teóricos y partidarios de este criterio nos han pedido que reconsideremos algunas de nuestras ideas tradicionales sobre las diferencias de poder entre los sexos y sobre el dominio masculino. Otros investigadores han puesto en cuestión algunos de los presupuestos sobre los varones, y lo que realmente sabemos acerca de la educación social de los varones jóvenes y adultos. (Bloem, 2000)

De esta manera, desde el análisis de género la mirada hacia los y las jóvenes se da reconociendo diferencias de poder que derivan del género, pero no las inequidades de poder que derivan de las generaciones. Ello hace que cuando se estudia la salud sexual, los derechos reproductivos y la violencia de los hombres jóvenes se “borren” las diferencias que tienen con los hombres adultos. Por tanto, hay que reflexionar cómo se articula el poder en los hombres jóvenes desde ellos mismos como género y generación, sin hacer invisible a las mujeres jóvenes.1 Es importante esta última observación pues como señala Bloem: «Comparar simplemente los niveles relativos de riesgo por sexos puede conducir a un debate polarizador y simplista sobre quién “sufre” más o qué sexo se enfrenta a mayores riesgos para la salud... [Por esto, al llamar] la atención sobre las necesidades y realidades de los muchachos adolescentes no debemos dar por sentado que las necesidades de las muchachas también se han considerado e incluido adecuadamente, cuando en realidad generalmente no es así... (Bloem, 2000).

¿Qué dificultades se encuentran al buscar hacer visible la salud sexual y reproductiva de los hombres, y en particular la de los hombres jóvenes? Para AVSC Internacional --agencia internacional reconocida mundialmente por promover, investigar y realizar acciones de política pública que apoyan la participación masculina en la salud sexual y reproductiva-- señala: “No hay un modelo de servicios de salud reproductiva para el hombre que sea comparable con la actual, y bien definida, constelación de servicios de obstetricia y ginecología destinadas a la mujer.” Y concluye: «En realidad, nadie ha definido en qué consiste la atención de salud reproductiva del hombre» (Nell et. al. 1998: 36). Para esta agencia este es un tema a investigar, y señala que habría que terminar con el mito de que al hombre no le interesa el tema de su salud sexual y reproductiva.

En un estudio realizado en diversas ciudades de México define las características centrales de esta problemática para el hombre:

Las políticas y programas dirigidos a los varones deben reconocer a los hombres como personas con procesos y necesidades sexuales y reproductivas específicas, las cuales se articulan a partir de la conjunción de aspectos biológicos, biográficos el género, la clase y la etnia. (Aldaz et. al., 1999)

Esta definición se encuentra en un estudio realizado por AVSC con grupos focales y entrevistas a profundidad entre hombres de 15 a 55 años (también se entrevistó a mujeres, pero no se da la información soicodemográfica de ellas). En él se señala que los entrevistados parten de una dualidad para definir la salud de los hombres: estar sano para un hombre consiste en tener “capacidad física”, y con ello se mantiene el “equilibrio” y resistencia al dolor. La enfermedad, por otra parte, consiste en la “debilidad física” de los cuerpos de los hombres. De esta forma, la dualidad sano/enfermo se traduce en fortaleza/fragilidad cuando se la habla de la salud de los hombres. A partir de esta dicotomía --que tiene fuertes connotaciones de masculinidad-- se reconocen cuatro factores que afectan la salud de los hombres: i) los riesgos de la salud asociados con el ámbito público (por comer en la calle, ir a baños públicos, accidentes de trabajo, riñas callejeras y/o asaltos), ii) las tensiones emocionales asociadas a los roles de género (el ser proveedor del hogar), iii) las estrategias para enfrentar las tensiones emocionales (por problemas de comunicación con la pareja y otros hombres se cae en el consumo de alcohol y la violencia doméstica) y iv) la actitud de los hombres respecto a su salud (donde la salud se mide en función de su capacidad de trabajar, más los horarios inaccesibles de las instituciones). A partir de estos cuatro ejes, los investigadores de AVSC reconocieron temas centrales que preocupan a los hombres sobre su salud sexual y reproductiva: a) inicio de su vida sexual, b) enfermedades de transmisión sexual, c) significados y comportamientos anticonceptivos, d) participación del varón durante el embarazo y d) paternidad.

¿Cómo y dónde aparecen los hombres jóvenes en esta investigación? Al analizar el reporte se reconoce, por ejemplo, que los hombres jóvenes tienen mayor información sobre el VIH obtenida a través de escuelas, amigos o medios de comunicación. En la anticoncepción se señala que los jóvenes tienen disposición para usar estos métodos. Paradójicamente los hombres jóvenes sólo son mencionados en dos puntos de los temas centrales, ¿Porque?. Debido a que en el estudio los hombres jóvenes son poco diferenciados de los hombres adultos. De esta forma, el discurso y las opiniones de los jóvenes se entrecruza con las necesidades de los hombres adultos, y se encuentra poco visibles y diferenciadas.

De hecho, ello se refleja en las conclusiones del estudio. De 12 puntos2 solo hay uno dedicado a los hombres jóvenes: “Fomentar la educación sexual para los adolescentes”, y en él se reduce su participación a la reeducación para la salud sexual y reproductiva. De esta forma, se mira a los jóvenes como personas en transición hacia la adultez, cuya única necesidad es ser educados. En otros puntos de las conclusiones también se menciona a los jóvenes: en el segundo punto aparecen los jóvenes cuando se señala que “tanto los adultos como los jóvenes” creen que las mujeres tienen más deseo sexual que los hombres, y que en la juventud se tuvo más erección que en la edad adulta. En el punto 7, donde los jóvenes narraron que “en reuniones entre hombres es común que se practiquen penetraciones del compañero que `perdió´ el control o el sentido por el consumo de alcohol”. En el punto 8 donde “algunos jóvenes reconocieron abiertamente tener conductas violentas” y que contrasta con la dificultad de los hombres adultos para reconocerla. En el punto 9 donde se señala que los jóvenes debieran recibir orientación de las medidas anticonceptivas usadas. En el punto 10 donde los jóvenes critican los servicios de salud y comentan que requieren espacios para hablar de su sexualidad y la anticoncepción. Finalmente, en el punto 11 donde algunos jóvenes señalan haber recibido información de anticoncepción, ETS, y cáncer de próstata en el ámbito del trabajo.

Los jóvenes comúnmente son mencionados de forma marginal, o por breves espacios son mencionados para diferenciarlos de las voces y opiniones de los hombres adultos. No son mencionados en los puntos 1, 3, 4, 5, 6 y 11, sólo aparecen a partir del punto 7: en el tema de alcohol. También aquí aparecen de manera poco relevante, y en pocas ocasiones se les cita para marcar las diferencias con los adultos. ¿Significa esto que los jóvenes tienen las mismas necesidades de los adultos en temas como el cuerpo, la crianza de los hijos, los padecimientos prostáticos y sus medidas preventivas y las ETS ? Simplemente pensemos en el tema uno: el cuerpo. El cuerpo de los jóvenes es diferente social, biológica y culturalmente al de los hombres adultos, pero también tiene similitudes con él. Y para entender las similitudes hay que entender las diferencias que no son mencionadas en el trabajo. No se diga las diferencias entre la concepción de la paternidad para un padre adolescente y un adulto, o las ETS adquiridas a temprana edad comúnmente por invitación de un adulto, o cuando apenas inicia la vida sexual.

De esta forma, si bien el tema de hombres adultos y la salud sexual y reproductiva es nuevo y poco investigado, el de los jóvenes lo es menos. Por esto, es importante que evitemos hacer invisible las necesidades específicas de los hombres jóvenes, y es necesario que diferenciemos de manera más profunda su problemática específica.



  1. Masculinidad y juventud

¿Porqué los hombres jóvenes son poco visibles cuando se reflexiona sobre la salud sexual y reproductiva de los varones? ¿Qué relación tiene esta salud con la violencia de género? La primera problemática se debe a que existen relaciones de poder entre los hombres adultos y los jóvenes, y este vínculo de poder no es visible en la salud sexual y reproductiva si no se toma en cuenta la construcción de la masculinidad de los hombres, y la de los hombres jóvenes en particular. Asimismo, esta masculinidad es el punto de “visibilización” de la violencia de los hombres, pues reflexiona sobre el poder y abuso de poder de los hombres. A partir de esta perspectiva de la masculinidad las dificultas que enfrentan los jóvenes para conocer y atender la salud reproductiva y la sexualidad masculina no son tan diferentes que la reflexión sobre la delincuencia de los hombres, la guerra masculina, la violencia al padre, o la violencia de los muchachos en la escuela, en la calle o en la casa. La masculinidad hace visible a la violencia de los hombres en diversos espacios, sirve como hilo conductor que une y permite ver las diferencias de los jóvenes y adultos. Así, la masculinidad surge como una constante explicativa, pero ¿Qué es la masculinidad?.

Por masculinidad entenderemos los estudios que reflexionan sobre la forma en los hombres llegan a ser hombres. Los primeros estudios sobre la masculinidad surgieron desde la antropología, pero no toman en cuenta las relaciones de poder que hay entre los hombres, y entre hombres y mujeres. Por ello, nos centraremos en los estudios que surgen desde el feminismo. Esta corriente parte del “feminismo radical” que coloca a la violencia contra las mujeres como el eje de su reflexión. Robert Connell señala que la masculinidad debe entenderse como prácticas que realizan hombres (o mujeres) que “comprometen” sus cuerpos a una cultura que produce y reproduce relaciones “masculinas” mundiales globales de violencia, trabajo, sexualidad y auto-interpretación. En ellas la dominación se da de los hombres hacia las mujeres y entre hombres, por medio de la reproducción, el poder, la catexis y la simbolización (Connell en Valdés y Olavarría, 1997 y Connell en Valdés y Olavarría, 1998).

Por otro lado, Kaufman señala que los hombres tienen un “nexo” con la masculinidad hegemónica que les brinda beneficios y privilegios. Para él esta relación demanda suprimir las emociones y necesidades de los hombres, y por ello el poder de la masculinidad dominante se convierte en fuente de “enorme dolor” para los hombres (Kaufman en Valdés y Olavarría, 1997). En este mismo sentido Víctor Seidler comenta que el poder de los hombres también surge del mismo proceso en que ellos asimilaron su rol: los hombres como seres racionales que tienen el poder y el control. De esta forma, para este autor los hombres culpan a las mujeres por sus fracasos y guardan silencio sobre lo que sienten ante ellos (Seidler, 2000). Finalmente, Gregory Lehene señala que la masculinidad es el control que ejercen los hombres sobre otros hombres para mantener el rol masculino, y debido a ello surgen fuertes experiencias homofóbicas entre ellos.

De esta forma, estos autores coinciden en que la masculinidad se traduce en formas de ejercer el control y el abuso de poder sobre las mujeres y otros hombres. Y que al hacerlo hay elevados costos emocionales para los hombres. Así la masculinidad está relacionada íntimamente con la violencia. ¿Es esta la misma experiencia para los hombres jóvenes? ¿También ellos ejercen el poder y sienten el mismo dolor que los hombres adultos? Sue Askew y Carol Ross, en una investigación que realizaron en escuelas señalan que para “madurar” los jóvenes deben demostrar su masculinidad y esconder su vulnerabilidad (Askew y Ross, 1988). Comentan que la masculinidad es parte de la estructura social y que ésta debiera explicarse primero antes de colocar a los chicos como “el problema” o “los malos”. Estas autoras señalan que los medios de comunicación presentan jóvenes duros, fuertes, agresivos, independientes, valientes, sexualmente activos, racionales, inteligentes, etc. Señala que al asumir esos roles los jóvenes viven una situación de conflicto entre ser “chicos” y ser hombres, pues el “ser hombre” les demanda además de la agresividad, posiciones negativas hacia las mujeres en general (situación que a su vez se matiza en cada hombre con las diferencias de clase y raza). De esta forma:

La agresividad y la conducta ruda son bien vistas en los chicos, la explicación suele ser que se les anima a ser duros y saber defenderse solos. Esto no es una llamada abierta a la violencia, sino más bien un mensaje de que es buena [la violencia] mientras no se lleve a extremos, que es una forma adecuada de “cuidar de uno mismo” y puede, en muchas ocasiones, ser una forma de aumentar el status social entre los demás. Quizá el mensaje más importante que los niños aprenden es el que deben de evitar a toda costa que los demás piensen que les da miedo pelear. [...] Los chicos pueden ser recompensados con la aprobación de sus padres por comportarse de forma ruda. (Askew y Ross, 1988).

En otra investigación sobre los jóvenes en Nicaragua la autora señala que los jóvenes ven con dificultad las ventajas y los privilegios de ser hombres, pero que es “más difícil” que estos reflexionen sobre los inconvenientes de la masculinidad, pues «Todos los muchachos se mostraron encantados con su condición masculina. Ninguno de ellos consideró muy interesante ser mujer, frente a muchas jóvenes que expresaron su deseo de haber nacido varón ante las ventajas y libertades que ellos disfrutan» (Abaunza, 1995) Y, sin embargo señala la autora que los jóvenes ven que el costo de conservar los privilegios de ser hombre es muy grande, como lo comentaron los mismos entrevistados, ya que tienen que observar en todo momento las reglas del “ser hombre”, lo que implica correr riesgos para la salud como drogadicción, las muertes violentas para demostrar la falta de emociones, entre otros.

De igual forma, estas mismas problemáticas son comentadas y documentadas en México por las estadísticas. En estas se señala que el 74.9% de las muertes ocurridas en jóvenes de 14 a 35 años en 1997 en el Distrito Federal, fueron de hombres. Asimismo, el 90.8% de los menores infractores ingresados al Consejo de Menores, también en 1997, fueron hombres. (INEGI, 1998). En lo que a violencia sexual se refiere, el CTA señala que en 1997 el Centro de Terapia de Apoyo a víctimas de Delitos Sexuales señalaba que el 14% de los delitos realizados por conocidos no familiares lo perpetraron los novios (Coriac, 1998). De hecho Luis Bonino, respecto a los accidentes de tráfico que tienen los jóvenes en Argentina señala:

Los jóvenes que mueren por accidentes, implican un alto costo social más aún en los varones. La realización de acciones que tiendan a disminuir las cifras de mortalidad por esta causa, deben por ello incluirse en las preocupaciones de Sanidad y la atención de Estrategia Primaria de Salud. Esto supone definir a los varones jóvenes como “grupo de riesgo” y desarrollar prácticas que contemplen las situaciones individuales, familiares, sociales y de inseguridad ambiental. Pero también implica, acciones que promocionan la revisión operativa y desde lo cotidiano [...], de los mitos, modelos y estereotipos de masculinidad vigentes, condicionantes, no solo del sometimiento de la mujer, sino además, del descuido suicida por la propia vida del varón. (Bonino, 1989).

De esta forma, la violencia en los jóvenes, es medida con base a manifestaciones conductuales inferidas, no directas donde las creencias de género son actuadas, pero no analizadas y reflexionadas. Es decir, se estudia y conoce sobre la violencia más por sus consecuencias (drogadicción, pandillerismo, violencia hacia la mujer, accidentes de tráfico, etc..) y no se estudia la conducta en sí, ni a quien la ejerce: los hombres jóvenes en este caso. Es interesante observar que los mismos jóvenes ven a las conductas violentas como el problema, pero no a ellos mismos. Por ejemplo, en un taller con hombres y mujeres jóvenes cuando a éstos se les preguntó sobre su violencia señalaron que: “...no creo que la juventud sea violenta: el mundo es el violento, y hay que hablar de la violencia de los padres a los hijos...” (CORIAC, 2000). Los jóvenes ven la violencia que viven y de la que son objeto, pero no la que ejercen pues ella está comúnmente naturalizada por ritos para que sean hombres. Lo paradójico es que el mundo de la adultez demanda esas actitudes y luego las castiga, y que el joven realiza los actos de riesgo y agresividad, y luego se daña y lastima a él y otros/as. Y la sociedad dice que “está bien” que sea hombre, pero que merece castigo que dañe o se dañe. ¿No es este mensaje social contradictorio para los jóvenes? ¡Cuando la violencia y el ser hombre son los mismos aspectos de la moneda! Ese mensaje contradictorio genera una juventud contradictoria. Pero finalmente así de contradictoria es la masculinidad.


  1. Violencia de género en los hombres jóvenes


En el Colectivo de Hombres por Relaciones Igualitarias, AC (Coriac) realizamos una investigación a mi cargo con el fin de impulsar la tercera campaña de Hombres contra la Violencia Hacia las Mujeres. El objetivo de la campaña era sensibilizar a los jóvenes mediante materiales y actividades sobre la violencia de género. Sin embargo, queríamos construir un mensaje que incluyera el discurso de los jóvenes y decidimos realizar grupos focales para conocer qué significado le brindan a la violencia de género los y las jóvenes y cómo la articulan --si lo hacen-- con otras experiencias de violencia.


Para realizar esta investigación partimos del marco metodológico de la construcción del conocimiento, que sostiene que la actuación de los sujetos sociales se da con base a las propias conceptualizaciones sobre la realidad que se va construyendo. Esta propone que con base en esta y en su continua modificación, los sujetos dan sentido y significado a su actuar. Asimismo, esta teoría sostiene que existen procesos afectivos que los sujetos sociales generan en el proceso de “dar sentido” y significado a la realidad, y con base en ellos resignifican su actuar en determinados contextos de interacción social (Ritzer, 1993). De igual forma, se adoptó el enfoque de género que permitió partir del principio de que cada sujeto tiene una diferencia sexual, y una construcción de género construida con base a esa diferencia. De esta forma, reconocimos que no existía neutralidad en nuestra investigación, sino que era central que asumiéramos nuestra posición de hombres y/o mujeres adultos/as que tienen una relación no solo de poder con los jóvenes, sino además experiencias y vivencias muy específicas con respecto a la violencia y su juventud (Jones en Pilcher y Catey (eds.), 1996 y Oakley en H. Robert (ed), 1981). Con base en ello, al preguntarles a los jóvenes en realidad nos estábamos preguntando a nosotros, y el reflexionar con ellos reconocíamos nuestras propias experiencias y conocimiento.


Con base en estas ideas realizamos 19 grupos focales en escuelas y organizaciones que trabajan con hombres y mujeres jóvenes. Los grupos tuvieron la participación de 222 jóvenes (105 hombres y 117 mujeres) y la pregunta “generadora” que exploramos fue: “¿Cómo viven ustedes la violencia?” después de realizar una dinámica sobre la perspectiva de género. Decidimos hacer los grupos focales de hombres y mujeres separados, pues tuvimos la experiencia de dos talleres donde observamos que los y las asistentes hablaban de forma parcial y poco personal la violencia de género. Cuando hicimos los grupos con un solo sexo vimos que había más libertad para expresarse y de hecho las interacciones entre los jóvenes fueron mayores y más dinámicas. En total realizamos 9 grupos con hombres y 8 grupos con mujeres. Algunos datos sociodemográficos son: el 80% tenía entre 12 y 19 años, el 87% era soltero/a y el 64% señaló que “no trabajaba”. Asimismo, el 87% dijo no tener hijos/as y el 98% que vivía con al menos un familiar (padre, madre, hermano, tío/a, primo, abuelo/a, etc..). Con base en esto, podemos decir que salvo los jóvenes del Centro de Atención eran jóvenes comunes y corrientes que dependían aún del ingreso de la familia, pero que ya empezaban a aportar algo de dinero. Asisten a la escuela y salvo raros casos tienen hijos.


¿Qué encontramos en los grupos focales? A continuación presento algunos resultados que considero relevantes. Sin embargo, es importante señalar que presentaré sólo los resultados de los hombres jóvenes por problemas de espacio, y porque me interesa explorar su experiencia. Reconozco que al no analizar el discurso de las jóvenes renuncio a una mirada que nos daría una visión más amplia de la violencia masculina. Asumo ese riesgo y lo desarrollaré en otro espacio, pero en este sólo deseo presentar el análisis de la violencia de los hombres jóvenes y como ellos la entienden y problematizan.


Del análisis del las sistematizaciones de los grupos se obtuvieron diversas categorías que nos indican qué entienden y cómo viven los jóvenes la violencia de género. Las categorías son: las direcciones y tipos de violencia, las creencias sobre la violencia, los malestares que los jóvenes enfrentan en la violencia, el aprendizaje de la violencia, y las alternativas a la violencia. Estas categorías son una primera aproximación al estudio de la narrativa de los jóvenes. La considero un primer paso importante y principalmente descriptivo que brinda líneas de reflexión interesantes. Sin embargo, apenas estamos iniciando el conocimiento sobre la complejidad de la violencia en los jóvenes.




III.1 Los tipos y las direcciones de la violencia.- Al hablar los hombres jóvenes sobre la violencia que viven señalan que existen de diverso tipo, y que esta se da hacia determinadas personas y en determinados lugares. En general los jóvenes señalan que la violencia que viven es física, emocional, sexual, verbal y económica, y que además, viven situaciones de drogadicción, alcoholismo y delincuencia. Asimismo, señalan que viven la violencia en diversos espacios: la calle, en las instituciones escolares y centros de adaptación, en la casa y en el trabajo (cabe señalar que el trabajo no fue estudiado pues la mayoría de los jóvenes no lo mencionó).


Además de estos aspectos, los jóvenes señalan que la violencia tiene una dirección: i) la violencia que ejercen los adultos/as hacia los jóvenes, ii) la violencia que se ejerce entre hombres y mujeres jóvenes; iii) la violencia entre adultos y adultas y que presencian ellos, y iv) la violencia de los y las jóvenes hacia los adultos/as. La dirección es el primer elemento que ellos consideran importante, en segundo lugar los espacios donde se ejerce la violencia, y hubo poca reflexión sobre los tipos de violencia. Al parecer, esto se debe a que para ellos es importante mencionar la violencia de la que son objeto y dónde la viven, más que diferenciar los tipos de violencia y las especifidades del maltrato. Por esto, para su análisis organizamos la información con base a la dirección y el lugar.


  • La violencia de los adultos/as a los hombres jóvenes. Esta es la violencia que reciben los jóvenes de parte de los adultos. Los jóvenes señalan que la violencia que más reciben son del padre y los policías. La violencia es física, emocional, económica y verbal. No se mencionó la sexual, pero no descarto esta problemática. La escuela y el centro de apoyo también son lugares donde los jóvenes viven esta violencia. En general, la violencia que reciben es sumamente intensa y se observa mucho enojo, coraje y tristeza en ellos cuando la narran.


a) En la casa: En casa la única violencia mencionada es aquella que ejercen los padres contra los hijos. Esta se da porque i) el padre desea mostrar una imagen de hombre dominador y de autoridad: “Existe un dominio del hombre hacia los demás. Hay un padre muy controlador y una violencia terrible para mantener una imagen” y “Una vez llegué tarde y mi papá se enojo y me dejo a fuera en la calle. Todo fue por que no pedí permiso”; ii) por menosprecio del padre hacia el hijo: “Los papás creen que son los que tienen la experiencia y no dan la oportunidad de fallar. Existe un menosprecio, y es algo muy fuerte y que duele mucho. Va contra la autoestima. Tanto le dicen a uno que no puede, que uno cree que no puede”; iii) por problemas de alcohol: “[Es violencia] Cuando tu papá llega borracho y te pega por cualquier cosa, o cuando le pega a tu mamá o discuten entre ellos. Luego se desquitan con los hijos”. De esta forma, los jóvenes reconocen que la figura violenta en el hogar es el padre. Este violenta por mantener su autoridad, por rechazar al hijo y por el alcoholismo. En general no aparece mucho --ni aparecerá más adelante-- la expresión de las emociones ¿Cómo se sentirán los jóvenes con la violencia de una figura tan cercana?.


b) En la calle: Los jóvenes señalan que reciben violencia de la “sociedad” cuando los califica de “drogadictos”, pero son los policía quienes son más mencionados. Viven la violencia de parte de los policías en las siguientes situaciones:

i) Los jóvenes comentan que hay violencia cuando los policías les quitan sus pertenencias o su dinero, “La policía municipal es muy manchadita, nos atracan y nos quitan la bici”, “La policía también representa un problema, pues es común que al caminar por la noche los sorprendan [a los jóvenes] y los suban a las patrullas para extorsionarlos o quitarles sus pertenencias. Todo con el pretexto de que somos delincuentes”, “Tu andas en la calle y los polis te agarran y te llevan a la delegación y ahí te meten cosas para que les des dinero” y “La policía se cree con el derecho de ejercer violencia contra las personas, pero si tienes dinero no te hacen nada”.

ii) Los jóvenes también señalan que viven violencia de la policía por su apariencia: “Si trabajas y te ven manchado de las manos, eres chemo y te suben [a la patrulla]”, “Porque te ven mal vestido creen que eres ratota...”, “...como en la escuela trabajo con solventes y pintura, se me impregnó el olor. Llego la patrulla y me querían llevar que por que olía solventes. Dijeron que era drogadicto...”.

iii) Finalmente, los jóvenes señalan que la siembra de droga es un recurso común de la policía para violentarlos: “La ley [en alusión a la policía] te agandalla, te `basculea´ y te siembra mota”, “Te meten caca, mota, tienes que estar en casa temprano, ¿Y si trabajas?”, “Hay veces que por estar parado en la calle, llega la patrulla, y te meten droga, te golpean”. De esta forma, las extorsiones materiales y económicas, la siembra de mota y la agresión por la apariencia se cruzan con golpizas, amenazas, detenciones y otros tipos de violencia que los jóvenes reportan de parte de los policías.


Sobre la violencia de los policías hacia las mujeres los jóvenes sólo la mencionaron una vez: “Algunos policías se quieren manchar con las chavas”. Pienso que la mencionan poco pues o bien, la violencia hacia ellas no es muy común, o porque los jóvenes están muy centrados en ellos, y la violencia hacia las mujeres no es vista o se ve como natural. Más adelante profundizaremos sobre esto. Por lo pronto, podemos decir que en general los jóvenes ven en los padres y en la policía los principales agentes represores, y que el hogar y la calle son los espacios de más violencia hacia ellos.


c) En las instituciones como Centros de Atención.- En la sociedad también hay instituciones que violentan a los jóvenes, aunque supuestamente son espacios de “readaptación”. Los jóvenes que viven en reclusión comentaron que reciben violencia de la Dirección, los custodios y otros jóvenes. Sobre las Direcciones del Centro a donde asistimos señalan: “Cuando hacíamos algo te golpeaban, y por ello peleas. El Director no nos tomaba en cuenta, no nos escuchaba. Además no nos daba ropa, nos daba chanclas en lugar de zapatos [...] Durante cuatro meses andábamos descalzos. Ahorita andamos en chanclas.” Y “En la otra Dirección nos ponían a barrer, nos decían madres. Había una indiferencia. En el taller a veces necesitábamos cosas, si te peleabas, te daban en tu madre”. Sobre los custodios comentan: “Además, en los reclusorios también [hay violencia]. Cuando los custodios te hacen cosas o te dicen de cosas. Es un tipo de condena”. La violencia que se ejerce contra los jóvenes en estas instituciones es física y económica principalmente, y también es ejercida por figuras de autoridad masculinas como el Director y los custodios.


En las instituciones escolares: En las escuelas la violencia de los adultos es menos reportada que en la calle o el hogar. Se señala a los “maestros” como responsables, sin distinguir sexo. Se menciona la violencia física y sexual. Sobre la física señalan: “Los maestros también te pegan o te castigan cuando no haces bien las cosas o las tareas. Te avientan el borrador o lo que sea”. Sobre la sexual: "Los maestros también llegan a violar a las chavas”. A pesar de que no se habla mucho de la violencia sufrida en este espacio, es interesante observar que aquí sí se menciona la violencia sexual, y predomina la física de diversas formas.


En general podemos decir que la violencia que viven los jóvenes es de parte de los adultos de sexo masculino. Padres, policías, Directores, custodios y maestros son en su mayoría hombres que ejecutan de forma sistemática violencia económica, física, verbal y emocional hacia los jóvenes. ¿Que relación tiene esto con la masculinidad? Con base en esta información, podemos decir que los jóvenes al interaccionar con otros hombres aprenden que el rol de estos es ser violento. Que los hombres son quienes violentan en la sociedad tanto a otros jóvenes como a las mujeres jóvenes.


  • La violencia entre mujeres y hombres jóvenes. Por esta violencia entenderemos la violencia que se ejerce entre los y las jóvenes del mismo sexo, o entre jóvenes de sexo diferente. En esta los jóvenes no narran la violencia que viven en el hogar o en los Centros de Atención. Se vuelve a hablar de la violencia que se vive en la calle y se menciona a la escuela. Son poco mencionados los centros de atención y la casa. Sobre el primero considero que no se narra la violencia que ellos ejercen porque tal vez los jóvenes consideran que si hablan sobre su propia violencia podrían vulnerarse al interior mismo de la institución, y al hacerlo piensan que invalidarían sus legítimas quejas hacia la autoridad. En segundo lugar, si bien el hogar es uno de los espacios donde reciben más violencia del padre, no es donde más interactuan con otros jóvenes. Ello parte de la lógica de que el espacio masculino no es la casa, sino la calle o la escuela. Veamos qué dicen los jóvenes:


a) En la calle: Los jóvenes narran la violencia que se vive en la calle entre ellos o hacia la mujeres jóvenes. En primer lugar señalan la lucha que existe alrededor de las bandas: “[La violencia son] Balaceras, principalmente entre jóvenes, o pleitos y golpes entre bandas”, “Hay varias formas de rifársela para entrar [a la banda], la que más se usa es ponerte en la madre con tres bueyes. Si no te `abres´, vas pasando y ya te aceptan. Otra [forma de entrar] es que en las broncas le `entres´ y no te `abras´” y “Se vive la vida por medio de golpes en las pandillas”. En segundo lugar esta la violencia que existe entre hombres jóvenes a nivel individual: “En la calle cuando se pelean y luego se dicen de cosas, como `te voy a matar´ o cosas así”, “Cuando te compras ropa o cosas así, te maltratan o te queman con un cigarro o te dicen que eso no te queda o te ves mal”, “Cuando hay tocadas la gente se calienta y comienzan los madrazos”. Cabe señalar que tanto la violencia en bandas, como la individual ocurren juntas, la diferencia es la mención de la banda. Por último, en tercer lugar, se menciona la violencia que se ejerce hacia y entre las mujeres jóvenes: “De todas las chavas que conozco solo tres de ellas van a la escuela. Las demás se juntan con chavos banda y ellos las agreden tanto física como verbalmente, pero es porque no se dan a respetar”, “Mataron a una chava a 7 puñaladas” y “[Es violencia cuando] A veces con las chavas, cuando les dicen de cosas o cuando las violan”.


b) En las instituciones escolares: En la escuela los jóvenes reconocen más violencias hacia las mujeres. Esta principalmente se centra en la emocional: “Si una chava no te cae bien le creas mal espejo en la escuela hablando mal de ella”, “[Es violencia] Andando con varias chavas en la escuela” y “La infidelidad en la escuela, ya que es un tipo de violencia”. Sobre la violencia entre ellos en la escuela se menciona la violencia física: “Entre dos chavos se pelean por una chava” y “En mi escuela aventaron un petardo y le dieron a un chavo, y lo mandaron al hospital”. También la violencia sexual se encuentra en las escuelas: “Yo me enteré de dos chavos que violaron a una chava y no les hicieron nada, solo los expulsaron de la escuela y ya”. Pero la violencia emocional al parecer es el recurso más común entre los jóvenes, o hacia las mujeres, en el ámbito escolar: “Yo creo que es la violencia psicológica la principal forma, por ejemplo cuando hablas bien de alguien y luego ya no, incluso insultas, para molestarlas en lo que más les duela”. De hecho, la combinación de ambas (violencia física y emocional) es también muy frecuentes entre los jóvenes:


Facilitador: ¿Cómo es la violencia entre ustedes en la escuela?

Joven T: La violencia entre nosotros es `llevarse pesado´

Facilitador: “¿Qué es `llevarse pesado´?

Joven U: Nos pegamos jugando, decimos groserías, a mochilasos y a madrazos


Facilitador: ¿ Qué es `llevarse´ entre ustedes [en la escuela]?

Joven O: Llevarse son mentadas, madrazos, apodos, o cosas así; pero luego hay putos que no aguantan.

Joven F: Sí, es violencia porque empiezan las palabras y se van haciendo más fuertes.

Joven H: El que no se lleva es puto

Facilitador: ¿Qué es ser puto?

Joven R: Los que sí se llevan pero no a madrazos, nada más apodos, empujones, pero golpes no.

Joven O: Sí, existe porque cuando yo y otro compañero nos llevamos y cualquiera no se aguanta empieza a discutir o a los golpes. [Silencio] También hay unos que no se llevan, pero tampoco los puedes obligar a que se lleven.


Joven 1: Hay quienes `aguantan´ y los que `no aguatan´. La diferencia es que los que `aguantan´ se integran y los que no, pues no.

Joven 2: Los que no se aguantan son las `niñitas bonitas´ del salón. Son los `jotos´ que no se dejan maltratar.

Joven 3: Ellos echan desmadre y no se aguantan. Para ser del grupo hay que `aguantarse´ y no ser chismoso.

Joven 2: Una condición para estar en el grupo es `aguantar´.

Joven 4: Eso nos va servir para saber con quien podemos contar


La violencia en la calle y en la escuela es muy importante para entender la construcción de la masculinidad de los jóvenes. En la calle la violencia para entrar a la banda, entre las bandas y de la banda hacia los jóvenes son formas de aceptación social que se dan por hechas entre los muchachos. En la calle el “no abrirse” y el “entrarle” a los pleitos con otros jóvenes son elementos similares al “llevarse” y el “aguantarse” en la escuela. Ambos indican dos cosas: a) hay una gran importancia del grupo o la banda para los jóvenes. La grupalidad es central para los hombres jóvenes. Pero al igual que ella, la violencia para entrar y permanecer en la banda --o el grupo-- son importantes. De esta forma, la violencia pareciera común, natural, pero sobre todo un requisito indispensable para que los hombres jóvenes entren a los grupos con otros jóvenes. B) En segundo lugar la construcción de estos grupos indican fuertes elementos de odio hacia “lo femenino” o hacia aquellos hombres que se muestran no fuertes, no duros y no aguantadores. ¿Qué significa que uno “se abrá” en un pleito en la banda? ¿Qué significa que uno no se lleve a golpes y groserías en la escuela? Además de no ser tomado en cuenta por la banda o el grupo hay toda una clasificación y etiquetación hacia estas personas. Esta se da en sentido femenino: “puto” y “niñita bonita”, y siempre tiene connotación negativa. Por ello, podemos decir que si afuera de la banda o el grupo están quienes son “niñas” y por ello “femeninos”, al interior del grupo o la banda están quienes son niños y por ello masculinos.


De esta manera, estar en el grupo es una representación simbólica de estar en lo masculino o entre los hombres. Afuera están lo femenino y/o las mujeres. Para permanecer en el grupo o la banda, hay que usar principalmente la violencia física, “aguantar” y “entrarle”. Por ello: grupalidad, violencia y masculinidad comienzan a adquirir importancia en las experiencias de los jóvenes.


c) La violencia hacia mujeres jóvenes: Independientemente del espacio los jóvenes señalan que sí se ejerce violencia hacia la mujer de parte de otras mujeres y de los hombres. Sobre las primeras comentan que es por la rivalidad con otras mujeres: “También las mujeres son agresivas y se golpean entre ellas por rivalidad. Además de que ellas también roban” y “Entre ellas existe mas rivalidad que entre hombres. Ellas se dicen mas de cosas, se hacen señas y solo por eso se golpean incluso de rodillazos”. Asimismo, la violencia de los hombres es física y emocional, y se da por celos o por infidelidad: “En una fiesta un chavo le dio un golpe a su chava, ella se asustó mucho, y todo porque otro buey la saco a bailar.” y “[Los jóvenes violentan a las mujeres] Principalmente agrediéndolas sentimentalmente. Por ejemplo, cuando andas con 3 chavas al mismo tiempo. Ellas después quieren hacer lo mismo, incluso ellas lo ejercen mas violentamente contra los hombres. Se vengan”.


La violencia hacia las mujeres que los hombres jóvenes señalan tiene dos dimensiones: por una parte se reconoce que existe violencia de los hombres jóvenes hacia ellas, por ejemplo violencia física, verbal y sexual son las formas de violencia más comentadas, y esta se da principalmente en la calle. En la escuela casi todas las violencias son mencionadas (verbal, emocional, física y sexual). En varias historias surge el comentario: “es porque ellas se lo buscaron” o “no se daban a respetar”. Pero esta última visión de culpar a la mujer surge más cuando se comenta el último bloque de violencia hacia la mujer: de cuatro narraciones que brindé en la sección “La violencia hacia mujeres jóvenes”, en tres se reconoce la violencia hacia la mujer, pero también se comenta que en última instancia “ellas se lo buscaron” o ellas “son igual o más agresivas que los hombres jóvenes”. De esta forma, se puede afirmar que para la mayoría de los hombres jóvenes la violencia hacia la mujer tiene su causa o explicación en algo que ellas hicieron.


  • La violencia de los adultos/as a otros adultos/as. Los jóvenes narran poco la violencia de los y las adultos/as. No platiquen de eventos o experiencias en la calle o en las instituciones (centros de atención y escuelas). Principalmente la narren en el hogar. De esta forma, los jóvenes platican poco de la delincuencia, de la drogadicción o de la corrupción entre adultos ¿Porqué será así? ¿Se deberá a que este mundo se encuentra absolutamente alejado de los jóvenes, y por ello tienen una abrupta entrada a él con la adultez? ¿O será que ellos deciden silenciar su participación en la violencia de los adultos por motivos que desconocemos?. Como otros, estos son temas a investigar.


a) En la casa: Los jóvenes relatan la violencia que observan entre adultos principalmente como pleitos de pareja con diversas dimensiones. En su mayoría comentan hechos de violencia donde el hombre (padre o pareja) ejerce diversas violencias hacia la mujer (madre o pareja): “Mi papá llegaba cansado y fastidiado a la casa. Y él y mi mamá se peleaban”, “[Es violencia] cuando tu papá le pega a tu jefa. También te daña psicológicamente”, “[Es violencia] Cuando mi papá le pega a mi mamá” y “Yo vi como un buey le pegó a su vieja, la agarró a escobazos fue en la noche y se oía como gritaba”. Otro joven relata “..una ruca sacó a escobazos a su viejo porque estaba con otra vieja y los agarró en pleno acá. Los vecinos que estaban viendo sólo se comenzaron a reír de los dos”. De esta forma, podemos decir que en general la violencia que presencian los jóvenes de los adultos es violencia masculina hacia la mujer en el contexto de relaciones de pareja ¿cómo estarán aprendiendo los jóvenes a tratar los problemas en la pareja?. Los jóvenes observan todas las gamas de violencia, desde la verbal y emocional hasta la física y la sexual. La violencia se realiza dentro o cerca al hogar, donde la comunidad muestra una actitud pasiva ante ella y hasta de risa y burla. ¿No se supone que el hogar es el lugar más seguro para todos/as? Más adelante veremos cómo el hogar y sus alrededores se convierten en un importante centro de enseñanza de la violencia para los jóvenes.


  • La violencia de los/as hombres y mujeres jóvenes hacia los adultos/as. La violencia que los jóvenes ejercen hacia los adultos también es poco vista o narrada. Esta se encuentra principalmente en la casa y en la calle. En las instituciones (escuela y centros de atención a jóvenes) no es mencionada.


a) En la casa: Los jóvenes usan la violencia física, verbal y emocional contra el mundo adulto: “Cuando los papás te hablan y les das el avión o no les haces caso o los tiras de a locos. Les gritas o los amenazas” y “El hijo también se le va a golpes al papá..”. Como se observa no se habla de la violencia de las mujeres jóvenes hacia los adultos, pero sí existe el reconocimiento de la violencia masculina hacia ellos/as. En general, estos eventos son narrados como dolorosos y con vergüenza y coraje. A diferencia de la violencia entre jóvenes, con el “llevarse” y el “aguantarse”, los jóvenes muestran una mezcla de pena y coraje (¿culpables?) de ejercer esta violencia.


b) En la calle: al igual que en el punto anterior, los jóvenes tienen una actitud ambivalente hacia su violencia contra el mundo de la adultez. Por una parte la aceptan, y por otra la niegan. Veamos dos ejemplos:



Joven Ñ: El otro día sólo porque le dije suegra a una señora me hizo una seña.

Facilitador: ¿Y el decirle suegra no es violencia?

Joven F: No

Facilitador: ¿Y porqué el que te haya hecho una seña sí lo es?

Joven D: Porque tiene un significado, es pito, verga, es una seña obscena.


Facilitador: ¿La droga es violencia?

Joven W: Sí, para tu familia, tus padres.

Joven J: También a los amigos

Joven R: A los hermanos

Joven X: Sí, porque los daña y nos daña.

Joven W: Nos estamos dañando físicamente sin importarnos.


En el primer ejemplo vemos cómo el joven no reconoce su propia violencia. Pareciera que la connotación sexual “explícita” de la seña de ella hace que el acto de la señora sea violencia, pero su acto no lo es. En el segundo caso no solo reconocen el daño personal que se hacen, además se señala que su drogadicción daña a “toda la sociedad”. Esto muestra dos aspectos opuestos sobre sucesos violentos que son ejercidos por los jóvenes. Por una parte, no se ve nada, y por la otra se ve toda una inmensa gama de consecuencias. Habría que reflexionar más porqué los jóvenes ven en esta polaridad su violencia.


III.2 Las creencias sobre la violencia.- Las creencias de los hombres jóvenes sobre la violencia son aquellas ideas que tienen acerca de la violencia en general. Hay cuatro ideas básicas que los jóvenes comentaron:


  • La violencia es algo grande que está en todos lados y se autorreproduce. Los jóvenes perciben que la violencia se encuentra en muchos lados, y tiene consecuencias para todas las personas: “Todos somos violentos por diversas razones”, “Estamos rodeados de violencia, y nos adaptamos a ella. Nos desensibilizamos”, “El mismo ambiente te hace violento”, “Hay una violencia permanente en todos y hacia todos” y “La violencia se da en todas partes”. Además los jóvenes señalan que la violencia tiene una propia lógica de autorreproducción, donde ella misma se genera: “La violencia engendra más violencia” y “La violencia nos lleva a más violencia”. De esta formas los jóvenes reconocen que la violencia se encuentra totalmente extendida, que las personas se adaptan a ella y que por sí sola se reproduce.


  • La violencia se ejerce en lugares diferentes. La violencia es diferente de acuerdo al lugar donde se ejerce pues “la violencia se vive de diferentes formas, no es lo mismo en la Condesa que en Neza”, “...es diferente dependiendo el lugar y el momento, por ejemplo en la escuela no es lo mismo entre cuates que cuando esta un maestro” y “La violencia se da más en las calles”. Pero también se reconoce que la diferencia se da no solo porque se ejerce diferencias por zonas, sino también porque existe una influencia del medio: “La zona geográfica influye en la violencia”.




  • La violencia es una decisión. Los jóvenes consideran que deciden si ejercen o no la violencia a pesar de las presiones que puedan recibir. Por ejemplo en el siguiente diálogo:


Joven 1: Yo conozco chavos que se drogan porque tienen problemas con su familia.

Facilitador: ¿Los que se drogan lo hacen porque tienen problemas en su casa?

Joven 1: No, eso va desde antes. Uno se droga porque quiere, porque le gusta, porque es una adicción y luego uno se escuda en eso de los problemas. Lo tomamos como pretexto.


Otro ejemplo en el siguiente diálogo:


Facilitador: ¿Qué fue lo que hicieron para consumir droga?

Joven Ñ: Me invitaron un toque de mota y me gustó. Antes tenía pedos y los sigo teniendo.

Facilitador: Entonces ¿Se puede decir que es por decisión personal?

Joven W: Sí, y también por curiosidad

Joven Ñ: Yo llego, y le doy un toque a alguien y si me dice que “no”, ya no le doy. Pero si me dicen que “sí”, pues ya es por gusto.


  • La mujer tiene la culpa de la violencia y ella también es violenta. Otro aspecto muy mencionado es la idea de que la mujer tiene la culpa de la violencia que recibe. Ya sea por motivos biológicos de su sexualidad, porque “le gusta” o por la ropa que usan. En última instancia --dicen los jóvenes-- ellas buscan la violencia que reciben. Por ejemplo, los jóvenes dicen: “La mujer es caliente, si la tratas más se aferra más a uno”, “La mujer es un misterio. Cuando vi que me aguantaba me dije: ‘esta bien ¿no?´” y “Yo pienso que ellas tienen la culpa, ya por su vanidad, se ponen ropa muy llamativa, como minifaldas o cosas así. Por eso en la calle les silban, les dicen piropos pero también vulgaridades. Creo que existe mucha relación entre la ropa que se usa y la violencia”. Asimismo, otra idea muy manejada --y que ya habíamos visto arriba-- es que la mujer también es violenta. Señalan que lo es por su aspecto físico o por dificultades para manejar sus sentimientos. Sobre el aspecto físico comentan: “Hay muchas mujeres que son muy altas y están bastante fornidas, hacen ejercicio y cosas así. Por ello si te bofetean o golpean te tiran. Por ejemplo las mamás también pegan fuerte” y “La mujer joven es más rebelde y está más desarrollada. Ellas son rebeldes y reflejan más la violencia”. Sobre el manejo de los sentimientos de las mujeres: “La mujer va guardando un rencor o un resentimiento, y explota fácil” y “Entre mujeres también hay violencia, cuando se pelean o se dicen de cosas en la calle, si se enojan te insultan. O cuando te celan, ya que el tener control por parte del celoso puedes ser violencia”.


  • La violencia es por ser hombre o por el machismo. Los jóvenes también reconocen que ellos son violentos por las formas de ser hombre que se vinculan con el machismo. En general existe una percepción de que ser hombre es ser duro y fuerte, y que la violencia es un recurso para ganar respeto y/o sobrevivir. Por ejemplo: “El hombre lo puede todo, y por eso es violento”, “El hombre hace otras cosas como balaceras o picar a las personas.”, “[La violencia] Es mas fuerte entre chavos, se meten en mas problemas, como pleitos callejeros o discusiones”, “Ellos [los hombres] se lastiman mas que las mujeres, los hombres son más fuertes que las mujeres” y “El hombre es más agresivo que la mujer”. Sobre el machismo: “Por el mismo machismo [hay violencia], es la ley del más fuerte, [el hombre] piensa en él, cree en él, es autosuficiente” y “Provocamos la violencia, yo también tengo la culpa para que se refleje en el machismo”. Sobre el respeto: “Es una forma de ganar respeto y territorio, además uno sabe donde ponerse agresivo, no nada más en cualquier lugar” y “Es una forma de sobrevivir. Nadie debe pasar sobre nosotros [los hombres]”.


De esta forma, los jóvenes tienen creencias de que la violencia es algo que se encuentra en todos lados y se autorreproduce, que puede diferenciarse por zonas geográficas, que es una decisión y es cuestión diferente por sexo. De esta manera, los jóvenes tienen claridad sobre la complejidad de la violencia, pero caen en contradicciones. Por ejemplo, por una parte sostienen que ésta es una decisión, pero al mismo tiempo que es por el machismo o porque son hombres. O también porque ellas se lo buscaron. ¿Entonces, desde su experiencia, pueden o no decidir la violencia?. Asimismo, respecto a las mujeres En todos estos casos los jóvenes aceptan que han vivido o visto la violencia de las mujeres. ¿Cómo se articulan las ideas de culpar a las mujeres con la idea de que también son violentas? Desde los jóvenes las mujeres son violentas y por ello merecen la violencia que reciben. Ellas “guardan rencores”, algunas “son más formidas”, “son rebeldes”, “se enojan e insultan”, etc.. y por ello llegan a recibir violencia. De esta manera, la mujer merece la violencia por ser violenta. Ella es la culpable de lo que el hombre le da: violencia.


III.3 Malestares de los jóvenes ante la violencia. Los jóvenes expresan diversas situaciones donde ellos pueden llegar a ser violentos. En esos momentos ellos tienen un malestar que definiremos como una situación donde ellos se sienten incómodos, y donde se presenta la posibilidad de ejercer violencia. Veamos algunos de estos momentos:


  • Malestares con la pareja. Los jóvenes señalan que en el amor se llega a terminar en la relación de pareja. Y entonces todo cambia y puede surgir la violencia. Por ejemplo, “Cuando hay pasión y enamoramiento me engancho en las relaciones; pero después eso se acaba; quedan otros vínculos. Pero el amor y la pasión no están: me siento enganchado y asfixiado, y después se rompe el vínculo” y “Cuando estamos enamorados y apasionados somos muy condescendientes. Pero se termina y es algo natural.” De esta forma, la pérdida del amor después de un tiempo es vista como natural. En lugar del amor llega la violencia, que al igual que la pérdida del amor parece común.


  • Por problemas con el padre. La relación con el padre es vista como una fuente de malestar. Esta se da por diversos motivos, pero en todos ellos se quedan “con las ganas” de responder con violencia. Hay tres momentos muy específicos que los jóvenes mencionan: i) El padre que toma alcohol: “Cuando tu papá llega borracho y te pega por cualquier cosa o cuando le pega a tu mamá o discuten entre ellos luego se desquitan con los hijos. Entonces surge la violencia” y “Cuando toman todos mis tíos con mi papá y cuando están borrachos se pelean entre todos sin importar que estén entre hermanos. Y hasta con los papás se pelean”; ii) El padre que demanda resultados en la escuela: “Mi papá me dice `Nunca veo que hagas tareas´, cuando lo que dejaron fue muy poco. Él ya no me cree pues he reprobado años. A veces mi papá quiere llegar a los golpes, y me comienza a molestar. Yo mejor me salgo para pensar las cosas... No me han faltado ganas de ponerle la mano encima [hace gestos de pegar]” y “No hay nadie que no tenga problemas con los papás, nos regañan, nos golpean. Por cuestiones de la escuela hacen eso...”. iii) El padre que no reconoce o compite: “Yo como no jugaba bien fútbol, no era reconocido por mi papá, y aprendí que entre más gandalla más reconocido”, “Un día compré un carro, y mi papá me criticó y descalificó. Creo que tenía envidia: yo salía con chavas y salía... y el no hacía lo mismo...”.


  • Diversos momentos de malestar. Además de los dos momentos de malestar señalados los jóvenes hicieron referencia a otros momentos en los cuales se llega a la violencia: i) por ser hombres: “Nosotros somos terriblemente violentos, los hombres hacia las mujeres. Uno busca siempre tener el control, nos tratamos de sentir fuertes”; ii) para sobrevivir: “Dicen que si no se responde con violencia los quieren “chingar” a cada rato, la violencia en el barrio es esencial para sobrevivir”; iii) Por disciplina escolar: “Una maestra me llamó la atención por decir groserías. Ella me jaló y me enojé y di un manotazo. No todos los maestros se portan igual. Tenía ganas de golpearla. [hace ademanes de hacerlo]” y “Hay falta de respeto a los alumnos. Por ejemplo, un maestro dice palabras en doble sentido y nos `alburea´, pero al llevarme con él no se aguantó. Y me presiona con el cuaderno” y iv) por la ira y el orgullo:


Joven S: En ese momento la ira controla tus sentimientos. Depende en una pelea si ganas te sientes bien, si pierdes te va mal

Facilitador: ¿Porqué te sientes mal?

Joven S: Por dolor físico, dolor emocional. Por el orgullo. Las principales peleas son por orgullo, son el motivo para pelear”


Los momentos de malestar de los jóvenes son situaciones donde los jóvenes llegan al convencimiento de que no hay otra alternativa a la violencia por el mismo trato que reciben. Es importante señalar que los jóvenes ubican más momentos con los padres. Existe un malestar con él. Esto es congruente con el primer punto donde se vio que reciben mucha violencia del padre, pero extrañamente ya no se habla de la policía. De hecho, hay enojo con padre. Los jóvenes sí ven otros momentos de malestar (las relaciones con la pareja, el ser hombres, para sobrevivir y por la escuela), pero la figura del padre es central para ellos. Esto marca un vínculo entre violencia de género y violencia de generación, donde masculinidad y adultez se cruzan como parte de la pedagogía de la violencia. Expresiones como “No me han faltado ganas de ponerle la mano encima” y “Tenía ganas de golpearla” señalan una vía aprendida para solucionar un conflicto. A continuación profundizaremos en dónde los jóvenes dicen aprender la violencia.


III.4 El aprendizaje de la violencia.- Los jóvenes aprenden la violencia de diversas fuentes de información. El aprendizaje son aquellos actos, lugares, personas, etc.. que ellos señalan como ilustrativos para moldear su comportamiento. Veamos en qué consisten estos aprendizajes:




  • La familia enseña la violencia. Los jóvenes señalan que el ver la violencia en la familia entre el papá y la mamá es una forma de aprender la violencia. Señalan que este aprendizaje se da desde que se es pequeño: “La violencia entre los padres la comienzas a ver desde que eres chico. Si vez la violencia entre tus padres de pelear, te traumas”, “Te pegan tus papás y te queda el coraje. Más cuando estas pequeño de unos 5-7 años. En el caso de jóvenes generarán más violencia” y “También la violencia es moral o física, ya que desde muy pequeños sufren maltrato, ya que los regaños son un tipo de violencia, es por eso que los niños odian a sus padres”. Asimismo, señalan que la violencia surge por la diferencia de trato que se da a las mujeres y a los hombres desde chicos: “A las mujeres se les cuida más en la familia La formación de las mujeres es menos violenta, simplemente desde el jugar: a los hombres se les dan guantes, pistolas y a las chavas se les dan barbies”. De esta forma, los jóvenes señalan que ellos aprenden a ejercer la violencia hacia la pareja en la familia: “Si depende de la educación, ya que si ves maltrato en tu casa pues aprendes a hacerlo con tu pareja o hijos”. Así, los jóvenes tienen una clara visión de que la familia es un núcleo central donde se aprende la violencia, y que ello repercute con su novia o futura esposa.


  • El padre enseña la violencia. En la familia ¿De quien aprenden los jóvenes la violencia? Los hombres jóvenes señalan que esta se aprende principalmente del papá. Señalan que ellos “aprenden”, se “inculcan”, “toman la imagen” o “heredan” actos o formas de relacionarse similares a los del padre, y con base en ello se relacionan con la pareja y otras personas. La mención sobre este proceso se da desde la infancia y en los procesos de socialización donde el padre interviene: “¿En qué nos fijamos cuando estamos chiquitos? yo quiero ser como mi papá, yo me baso en cómo es él, se nos queda la imagen” y “Es difícil detener la violencia porque es algo que te inculcan desde tu casa, tu papá te dice que `no te dejes´, `se la rompes o si no yo te la rompo a ti´, y se reproduce ahí hasta que sales de ahí. Y si te vuelves pandillero va de nuevo”. De esta forma, los jóvenes aprenden a golpear a la mujer y el machismo: “Los hijos aprenden a pegarle a las mujeres”, “Algunos padres son machistas y nos lo están inculcando”, “Yo creo que el machismo del padre se lo puede inculcar, pero depende de dónde vienen los padres, de qué lugar [de la República]”.


  • Los medios de comunicación enseñan la violencia. Además de la familia y el padre, los jóvenes ubican en los medios de comunicación otra fuente de aprendizaje de la violencia3. En general tienen --al igual que con el padre-- una mirada muy crítica hacia ellos. Señalan que los niños toman escenas violentas de la tele y terminan agrediéndose: “Algunas caricaturas, que se suponen son programas para niños pero ellos imitan a los personajes. Primero lo hacen jugando y luego agrediendo”. Asimismo, señalan que los medios envían mensajes que no son reales, y ello es violencia: “Los medios de comunicación, las películas y los programas dicen que te vuelvas superman o dragon ball. Además los periódicos inventan cosa de algo leve. Cuando agarran a alguien les achacan todo lo que pasó antes, exageran en las noticias y la gente se la cree”, “Las películas contienen mucha violencia, y en los medios de comunicación hay mucha violencia. [...] la gente toma las imágenes y quiere ser como ellos” y “Con toda la información de los medios de comunicación te ponen a la defensiva. Estereotipas a las personas, ya que si pasan que alguien asalto y lo ves vestido de una forma, piensas que todos los que se visten así son asaltantes”. Finalmente comentan que los medios usan a la violencia con fines comerciales, y por ello la “falsean” o la “exageran: “…en los periódicos sacan otra cosa que no es. Exageran”, “...es lo que vende la televisión, la publicidad. Se basa en la violencia, y sexo. También en algunas caricaturas de power ranger, en las telenovelas hay escenas donde matan”, “Los programas de televisión utilizan la violencia para subir su raiting. Se supone son programas familiares, pero contienen temas que te llevan a la violencia”. De esta forma, los jóvenes reconocen en los medios de comunicación un promotor de la violencia por fines comerciales, que educa a los niños desde chicos, y estereotipa a las personas.


Sobre el aprendizaje de la violencia podemos decir que los jóvenes la ubican principalmente en el hogar, donde se aprende por pleitos entre la mamá y el papá, por la violencia del padre hacia la madre o hacia los mismos jóvenes, o por los medios de comunicación. Es muy interesante que los jóvenes reportaran pocos aprendizajes en la calle o en las instituciones (escuela o centro de atención a jóvenes). Arriba vimos que la policía ejerce una constante y fuerte violencia –según lo reportado por los jóvenes--, pero aquí no aparece como una figura significativa que enseñe la violencia. Lo cierto es que el aprendizaje se centra en la figura paterna, y en los medios de comunicación. Si los padres muestran al hijo el ser hombre, y el padre violenta a la mujer y los jóvenes, entonces los jóvenes retomarán la violencia hacia otros jóvenes y a la mujer. Por ello, ser hombre es ser violento, y el hijo lo aprenderá. Esto choca de forma frontal con la idea de que las madres enseñan el machismo a los niños y a los jóvenes. Éstos son muy claros con la fuente de aprendizaje de la violencia. Por el contrario, veamos el papel que juega la mujer en la siguiente categoría: las alternativas.


III.5 Alternativas a la violencia.- Ante esta gama de problemáticas ¿Cuáles son las alternativas que los jóvenes ven? Por alternativas entenderemos aquellas actividades o personas donde los jóvenes ven (o creen que habrá) mensajes, ideas, etc. que les permita enfrentar una problemática sin violencia. En general la persona donde los jóvenes señalan que existe la alternativa es en ellos mismos y en la figura femenina como la madre.


  • La alternativa está en uno mismo. Los jóvenes señalan que ellos mismos son las personas que pueden decidir otra alternativa diferente a la violencia. En los ejemplos que a continuación brindamos algunas alternativas se repiten en la narrativa de los jóvenes, ello hace ver que los jóvenes no ven una alternativa, sino varias que no son excluyentes:

-Pensar: “Pensar las cosas antes de hacerlas”, “Cuando insultan alas personas en la calle o en el metro, siempre hay consecuencias negativas, por eso hay que pensar en esas consecuencias”;

-Responsabilizarse: “Responsabilizarse de lo que hizo”, “La violencia es responsabilidad de cada quien”, “Para combatir la violencia debes pensar por uno mismo. El hablar groserías es violencia”;

-Respetarse: “Respeto y no decirse de cosas como burlas” y “Para combatir la violencia debe pensar por uno mismo, el hablar groserías es violencia, aprender a respetarnos”.

-Otras alternativas: “Hay que saber tomar, saber tomar es saber decir ’no’”, “Llevarse bien, sin decirse de groserías”, “no meterte en problemas”, “Comenzar por uno mismo, dejar de ejercerla”, y “Uno debe buscar entretenerse en algo sin daño. Por ejemplo, salir al campo, tener otra actividad aparte del trabajo y el estudio”.


En general los jóvenes se ven como agentes capaces de producir otras alternativas a la violencia. Sin embargo poco se reflexionó porqué no ocurre esto.


  • La alternativa está en solicitar apoyo a otras personas. Los jóvenes también comentan que el apoyo de otras personas puede ayudarlos a encontrar otras alternativas. Desde el padre y la policía, hasta personas desconocidas o la banda: “Si le tienes confianza a tu padre, es tu mejor amigo”, “Que la policía interviniera más para que no hubiera tanta violencia”, “Si una persona te está molestando, puedes recurrir a otras personas. No a golpes, hay personas que nos ayudan, las diferencias con otros niños”, “Platicar con varias personas”, y “La banda es para protegerse... El líder me platicaba cosas muy personales y me confió eso. Mi reacción no fue de rechazo y de respeto y de la comunicación. La banda no sólo es violencia, droga o alcohol, también hay cosas personales. Encontré a chavos que no se inyectaban y no tomaban: Iban a las tocadas a escuchar, bailar y tomar un poco. Pero a veces sí sabían responder cuando era necesario y peleaban.”


Es interesante ver cómo los jóvenes se ven a ellos mismos como la principal alternativa a la violencia ¿Esto podría ser por la culpa que la sociedad les ha inculcado al señalarlos como agresivos y violentos, o se deberá a creencias de la masculinidad sobre la autosuficiencia de los hombres y el no pedir ayuda, o se deberá a una real conciencia de parte de los jóvenes acerca de que ellos son los únicos que pueden detener su violencia? Considero que las respuestas de los jóvenes tienen elementos de estas tres hipótesis, pero que se presentan de forma entremezclada en el discurso, y seguramente también se encuentra así en la idea de ellos sobre la violencia. De hecho en las alternativas no se solicita apoyo a las mujeres ni a los/as niños/as. Ello nos habla de que la solución para los jóvenes se encuentra “entre hombres”. Y ello nos vuelve a plantear la duda inicial: ¿Las alternativas son entre hombres porque los jóvenes reconocen que realmente la violencia es principalmente de los hombres y ellos son los únicos responsables, o será porque sólo los hombres pueden enfrentar estos problemas?.


Finalmente, hay otros momentos que considero interesantes ilustrar donde los jóvenes brindan alternativas a la violencia. Me refiero a diálogos donde los jóvenes muestran una tremenda fuerza y voluntad para enfrentar esta problemática y rechazarla pero con ayuda de la madre o el reconocimiento de los agentes “femeninos” que tanto rechazan arriba. Primero veamos dos diálogos donde los jóvenes nos hablan de esta capacidad de no querer ser violentos. En el primer diálogo tenemos un ejemplo de violencia hacia la misma persona por medio de las drogas, y en el segundo uno de violencia hacia las mujeres:


Facilitador: ¿Cómo se le puede hacer, desde la experiencia de ustedes, para que los jóvenes no le entren a las drogas?

Joven 1: La decisión es de uno mismo.


Joven X: La violencia surge por la pérdida de valores universales, por lo que se mencionaba de la educación que recibes por parte de tus padres, pero también tiene que ver la ropa que usan las mujeres.

Joven Y No. Yo pienso que no es tanto por vanidad la forma en que se visten, sino que tiene que ver con las exigencias del trabajo. Por ejemplo, no vas a pedir trabajo mal vestido. La persona que te atiende tiene que estar bien arreglada.


La primera respuesta se da en un momento en que los jóvenes reconocían que efectivamente, sólo ellos pueden decidir dejar de tomar drogas en este caso. ¿El joven en este caso nos habla desde la masculinidad y la creencia de que él puede solo, o nos habla desde el reconocimiento real y verdadero --que surge de la experiencia-- de que sólo es la persona la que puede decidir no consumir droga? Ese sería el nuevo tema a investigar. En el segundo ejemplo nos ilustra cómo los jóvenes pueden elaborar lecturas o visiones alternativas a las que prevalecen en una gran mayoría de la población masculina. La respuesta del Joven Y viene inmediatamente con la propuesta que culpa a las mujeres. El joven Y elabora todo un discurso que explica de forma diferente el porqué no se relaciona la ropa de las mujeres con la violencia. De esta forma, los jóvenes pueden construir todo un discurso alternativo a las “verdades” que justifican la violencia.


Finalmente, veamos otros dos ejemplos que son importantes pues son los únicos donde aparece la figura femenina como agente de cambio, y que les brindó a los jóvenes alternativas a la violencia:


Joven D: ...en mi casa mi papá le decía a mi mamá qué se pusiera de ropa y más cosas para controlarla. Ella lo abandono, y después ella nos enseñó a respetar a las mujeres. Después mi hermana se embarcó pero mi mamá la apoyó, no la abandono. Creo que para evitar la violencia debe existir igualdad, los mismos derechos tanto para hombres como para mujeres, liberarse del machismo.


Joven H: Ellos [sus padres] asumieron responsabilidad desde pequeños, se juntan y procuran que su familia sea diferente: nunca vi golpes, ni discusiones fuertes, ni alcohol. Ellos desde niño me explicaban un rollo `chido’. Mis hermanas y yo teníamos diferencias, pero no con extremos. Lo económico afecta mucho, y no había abundancia pero sí había lo básico. Al andar con chavas si vi cosas ‘gruesas’, pero yo no les hacía daño. En mi casa yo lavaba mi ropa, yo viví cosas muy equitativas.”

La comunicación es algo que sirve. Estas inmerso en la violencia y la banda te protege. Me llagaron a golpear y me daba coraje, pero no contestaba con golpes, y canalizaba ese sentimiento: me iba a mi casa y lloraba de puro coraje. Después, fui racionalizando y reflexionando sobre lo que ocurría, lo que sentía... mi mamá me decía ‘tú no tienes porque responder igual’. De hecho, expresar emociones me ha servido bastante. Que padre es poder decir mi violencia ha bajado. Tocar fondo.


Estas dos experiencias son centrales en este trabajo. En ambas la figura de la mujer es el agente central que brinda el mensaje alternativo a la violencia. Ello nos habla de la importancia de también considerar a la mujer como agente que puede contribuir al cambio de los hombres jóvenes. De hecho, esta evidencia choca nuevamente con la mirada culpabilizadora que se hace de las mujeres cuando se señala que ellas lo educan como violentos y para ser machos. Asimismo, la figura del padre aparecen de forma diferente en ambos textos. En el primer monólogo los hombres son mostrados de forma violenta, pero en el segundo la figura del papá se pierde en la de los “padres”. Es interesante ver cómo cuando se habla de brindar alternativas a la violencia la figura del hombre y la del papá casi no se menciona de forma explícita. De hecho, la palabra “padres” sirve para hacer invisible al hombre y al papá que hay detrás de ella. Así, la misma masculinidad invisibiliza a los hombres. Por ello, los jóvenes ven las posibilidades de cambio principalmente en ellos mismos, en la banda y en otras “personas” como las mujeres.


El último diálogo es sumamente ilustrativo sobre la dirección del cambio de los jóvenes: “Me llagaron a golpear y me daba coraje, pero no contestaba con golpes, y canalizaba ese sentimiento: me iba a mi casa y lloraba de puro coraje.” La expresión “canalizaba ese sentimiento” nos habla de la capacidad de ver qué hay detrás de la agresión de los otros jóvenes, y trabajar con ello y explorar alternativas. La rápida identificación del dolor y la búsqueda de ayuda en la madre son esquemas de comportamiento que rompen con la estructura tradicional de la masculinidad (pues esta señala que el joven debiera ser duro, fuerte y aguantarse). Y el Joven H hace exactamente lo contrario. Pero cabe destacar que si bien él decide no responder con violencia (“y canalizaba ese sentimiento: me iba a mi casa y lloraba de puro coraje..”) no hace este esfuerzo solo, pues recibió esa capacidad de encontrar otras alternativas al vivir otros mensajes de equidad en la familia como el trabajo doméstico o la forma en que se solucionaban los conflictos en casa. Por tanto, si bien los jóvenes quieren pueden y debieran decidir la no violencia, lo cierto es que no lo van a lograr sin la intervención de los adultos, y los posibles mensajes de equidad que ellos pueden brindar. En particular se requiere la participación de los hombres, y sobre todo de los padres, para dirigir nuevas alternativas no violentas a los jóvenes.


Conclusiones

A continuación ofrezco algunas líneas de reflexión que desean abrir el debate sobre los hombres jóvenes, la masculinidad y la violencia. Considero que este debate apenas comienza y se enriquecerá gradualmente con más investigaciones:

  • La salud sexual y reproductiva comienza a incluir a los hombres en sus estudios. Pero es importante que quienes inician esa reflexión tomen en cuenta la diversidad entre los hombres. Si ello no se reconoce se podría partir de la falsa idea de que los hombres son “todos iguales”, y esa es exactamente la idea de la grupalidad masculina: los hombres son iguales, tanto en los deportes, como en el ejército, en la policía, en la fábrica o en los grupos escolares y en las bandas de muchachos. Ello lleva a “uniformar” a los hombres, y con ello se borra las diferencias que sí existen entre ellos. El tomar en cuenta sus diferencias de edad es solo un paso más para hacer visible la diferencia masculina de razas, clases, preferencias sexuales, estatura, condición física, etc. Desde la experiencia de la investigación observamos que los jóvenes no solo tienen grandes diferencias con los adultos, también hay gran diferencia entre ellos. Por esto, así como los estudios de género requirieron construir la idea de “diferencia” para reconocer la experiencia de las mujeres, para los estudios de los hombres es importante reconocer sus diferencias para hacer visible a los hombres jóvenes.

  • Los estudios de la masculinidad ubican a los jóvenes como personas que se encuentran en la etapa de transición para ser hombres, y desde ahí señala que los jóvenes entran en riesgos innecesarios y tienen la violencia como parte de los ritos de aceptación entre ellos. Sin embargo, la teoría de la masculinidad ha documentado poco la participación de los adultos en la masculinidad de los jóvenes. Si bien no termina en una mirada culpabilizadora hacia los muchachos, tampoco profundiza en las necesidades específicas de ellos. En la investigación, al explorar la experiencia de violencia de los jóvenes encontramos que de forma directa se señala al padre y al policía como los principales agentes de la violencia. De esta forma, los estudios de los hombres jóvenes permiten no solo conocer más a los jóvenes, también permiten profundizar el conocimiento de los hombres adultos. Como dice Foucault, estudiar a quien sufre el ejercicio del poder, nos permite conocer más a quien detenta y ejerce ese poder (Foucault, 1988). Al escuchar a los jóvenes, podremos conocer más sobre la violencia de los adultos.

  • Considero que de este estudio se derivan tres líneas de reflexión a tomar en cuenta cuando se deseé investigar sobre la violencia de los hombres jóvenes:

a) La propuesta de la masculinidad sí brinda elementos de reflexión explicativos de la violencia de los jóvenes. Sin embargo, la violencia de los jóvenes desde la masculinidad no parte de la dicotomía poder y el dolor --que explica la violencia de los hombres adultos-- sino de la violencia-afecto, pues los jóvenes demandan afecto y aceptación principalmente de otros jóvenes y de padre, y no buscan el poder en sí mismo como los hombres adultos. Y obtienen este afecto y sentido de pertenencia comúnmente a través del uso de la violencia hacia ellos mismos y hacia otros/as por medio de los ritos. La diferencia es central, ya que el objetivo de los jóvenes no es el poder, sino estos sentimientos de pertenencia a la banda o a los grupos escolares, o la obtención de afecto del papá.

Asimismo, en este nivel encontramos las ideas sobre las mujeres prácticamente reproductoras del discurso adulto de la culpabilización y de la violencia de las mujeres. Aquí los jóvenes sí se asemejan mucho a las creencias de los hombres adultos. En general considero que también hay un arduo trabajo que desarrollar para que los jóvenes miren de forma diferente a las mujeres, pues la mirada negativa sobre ellas se da tanto en la casa, como en la escuela y en la calle. Paradójicamente es la mujer la que brinda mensajes alternativos a los jóvenes.

b) La violencia de género siempre se cruza con la violencia generacional en los jóvenes. Principalmente este cruce se realiza en la figura paterna y en los policías. La violencia del padre se ejerce y enseña principalmente en la casa y es la violencia que educa a los jóvenes. Los jóvenes muestran gran malestar con el padre y no lo ven como una figura que pueda brindar una alternativa viable. Por otro lado, los policías también ejercen la violencia hacia los jóvenes, pero no son señalados como los agentes que los eduquen en y para la violencia. Lo mismo ocurre con los maestros, los empleados de centros de atención y los otros jóvenes: ejercen violencia hacia los muchachos, pero no los educan. Esto señala la importancia de trabajar el tema de violencia de género con los hombres adultos para que desde el ejemplo brinden alternativas a los hijos.

c) Los jóvenes sí desean y hablan sobre el cambio. A nivel individual e interaccional los jóvenes contemplan la posibilidad de cambiar. El cambio surge por medio de la decisión personal, o a través de la ayuda de terceras personas, principalmente aquellas que les brindan discursos diferentes a los de la masculinidad como la recuperación de los sentimientos y los aspectos mal llamados “femeninos”. Con base a esta decisión y al apoyo de terceros ellos deciden no ejercer violencia, deciden no drogarse, deciden no entrarle a los pleitos o buscar alternativas con otras personas. Los jóvenes reconocen su capacidad de cambiar, aunque también miran la inmensidad de la violencia.

  • ¿Es suficiente que los hombres jóvenes digan que aprenden del padre la violencia para señalar que sí existe un vínculo entre masculinidad y violencia de los jóvenes? ¿Es suficiente decir que los padres, maestros, policías y otros jóvenes son quienes más violentan a los hombres jóvenes para confirmar que sí existe el vínculo entre juventud, violencia y masculinidad? Considero que sí, y que apenas estamos por iniciar la reflexión sobre las características de cada una de estas interacciones y la forma en que la violencia se aprende, se reproduce y se representa de forma tan omnipresente para los muchachos.


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* Agradezco la participación del equipo del Programa de Hombres y Violencia Doméstica de Coriac. A los psicólogos Daniel Ramírez, Claudia Bello, Omar Cerero y Alejandro Robles quienes con su profesionalismo lograron que se llegara a buen término los talleres y grupos focales, y su sistematización. Asimismo, agradezco el apoyo recibido por las siguientes instituciones que trabajan con jóvenes: el Instituto Mexicano de la Juventud, CODESEX, Casa Hogar las Mercedes, Centro de Atención Ciudadana de la Delegación Azcapotzalco y REINTEGRA, y a las siguientes escuelas: Secundaria Diurna #46, Sec 59 Para trabajadores y Conalep Neza II.

de la información no hubiera sido posible este trabajo.entusiasta participación

+ Economista con maestría en Sociología. Director de Hombres por la Equidad. Centro de Intervención con Hombres e Investigación sobre Género y Masculinidades, AC (correo: rgarda@hombresporlaequidad.org.mx)

1 Esto ocurrió cuando se luchaba por la visibilización de la problemática juvenil. En mi escrito Juventud, Masculinidad y Violencia donde reflexiono sobre la corriente de estudios de las “culturas juveniles” que si bien permitieron hacer visible la problemática específica de la juventud por medio de diferenciarla de la perspectiva de la adultez, no tomaron en cuenta las diferencias de género y con ello hicieron invisible las problemáticas de las mujeres jóvenes.

2 Las siguientes son las líneas de acción que sugiere (las cito a todas por su importancia): 1. Crear una nueva relación de los hombres con su cuerpo; 2. Facilitar la comunicación de la pareja sobre lo que se desea sexualmente en el marco del respeto de la integridad del cuerpo; 3. Fomentar la educación sexual para los adolescentes; 4. Fomentar la orientación a los varones sobre los cuidados prenatales y la crianza de los hijos; 5. Crear mayor difusión sobre la detección oportuna de padecimientos prostáticos y sobre medidas preventivas; 6. Integrar la prevención y la atención de las ETS a los programas de planificación familiar y salud reproductiva; 7. Identificar las situaciones de consumo problemático de alcohol y crear conciencia sobre sus efectos en la salud sexual y reproductiva de los hombres y mujeres; 8. Identificar situaciones de violencia intrafamiliar en las instituciones de salud; 9. fortalecer la difusión y la aceptación de las medidas anticonceptivas para varones; 10. Transformar la imagen de los servicios de salud; 11. Estrategias para realizar actividades extramuros; y 12. Estrategias para proporcionar servicios a los varones.

3 Los medios de comunicación son la televisión, la radio, las películas y la prensa.

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